lunes, 10 de diciembre de 2007

Imperativo categórico

Damas, señoras y mujeres, no se deben asombrar cuando el señorito de turno se corra entre sus piernas, sin permiso ni preservativo. Lo que deben poner a salvo de todos los ojos que sonríen es su desmedida frustración; que no se les escape por las costuras, por favor. Ahoguen carcajadas, risas y sonrisas en litros y litros de ginebra con limón. Simulen que sus tobilllos se tuercen, que sus ojos se humedecen. Cambien la letra de la hepatitis que tuvieron de adolescente. Miren a los ojos, para variar. Remienden su virgo. Estudien sus impulsos. Recuerden desde dónde y hasta cuándo residen sus cosquillas. Sean absolutamente vulgares en la intimidad. Escuchen. Griten. Traicionen. Y, sobre todo, no les corrijan en público, no vayan a tomar por simple y llana soberbia lo que para ustedes no debe dejar de ser un perverso y dulce juego.

2 comentarios:

Guillermo dijo...

Saludos, Vais a venir al salon del comic de Zaragoza? Nosotros estaremos alli, a ver si os vemos.

Un saludico gatil

Mameluco dijo...

Remendar el virgo no merece la pena por nadie.
Los hombres no lo merecemos, desde luego, y a la mujer, le da igual, supongo.
Con su escrito hace que me empequeñezca (¿existe esa palabra?)

No se, me ha hecho sentir lo bajo...
Yo es que de autoestima no ando muy pallá...