jueves, 30 de julio de 2009
miércoles, 29 de julio de 2009
Un juego para la Esfinge
Según Apolodoro, la Esfinge era un híbrido mitológico de rostro y pecho de mujer, patas y cola de león, y alas de pájaro. Estacio precisa que tenía el rostro pálido, la boca llena de veneno, ojos como brasas encendidas y las alas siempre manchadas de sangre. Heródoto llamó a las esfinges egipcias, que tienen rostro de hombre y carecen de alas, androesfinges, para distinguirlas de la Esfinge griega. Neil Gaiman en Mirrormask dio su propia y bella versión, la que dejo por aquí a modo de regalo.
Y como todas las esfinges terminan metiendo a los mortales en líos, jugar es la única salida... (Felicidades!!!)
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Y como todas las esfinges terminan metiendo a los mortales en líos, jugar es la única salida... (Felicidades!!!)
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*Bola extra: Amanda Lear - The Sphinx
martes, 28 de julio de 2009
Deslocalizaciones
Cédric Delsaux, fotógrafo francés, tiene una serie titulada The Dark Lens (Star Wars) donde juega con muñequitos y recrea escenas del universo de Papá Lucas en contextos urbanos parisinos. Hay que buscar un poquito en su web, pero vale la pena...
Hipnótico
Bellas mujeres, en blanco y negro (y en un video de Duran Duran). Perversiones sugeridas por un ángel de la guarda con flequillo... de madrugada. Nostalgia ochentera, snif, snif... todas parecen salidas de una fotografía de Helmut Newton... en París. Hubo un tiempo en el que los sueños tenían glamour... olían a perfume caro, sabían a vicio del bueno.
viernes, 24 de julio de 2009
I´ll be your mirror
"The Ballad of Sexual Dependency es el diario que dejo a la gente leer. Mis diarios escritos son privados: forman un documento cerrado de mi mundo y me permiten la distancia suficiente para analizarlo. Mi diario visual es público: se expande de su base subjetiva con la participación de otras personas. Estas imágenes podrían ser una invitación a mi mundo, pero fueron tomadas para que pudiera ver a la gente en ellas. Algunas veces no sé qué siento hacia otra persona hasta que la fotografío. No selecciono a la gente para fotografiarles: fotografío directamente de la vida. Estas imágenes nacen de las relaciones, no de la observación."
Nan Goldin, The Ballad of Sexual Dependency (1986)
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espejos,
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Mujeres,
performance
jueves, 23 de julio de 2009
miércoles, 22 de julio de 2009
lunes, 20 de julio de 2009
domingo, 19 de julio de 2009
sábado, 18 de julio de 2009
(Per)versiones disney
Llevo tiempo queriendo escribir un post sobre la conflictiva relación entre cuentos tradicionales, chicas Disney y roles de género. Ilustradores y fotógrafos han tratado entre sus temas esta doble cara de los cuentos que forman parte del imaginario colectivo occidental. Imágenes perversas, parodias domésticas o versiones posmodernas. Pero la representación de las féminas disney tiene un claro propósito: programación de género; esa es la razón por la que Encantada debería estar prohibida para niñ@s menores de trece años, el daño que esta película puede ocasionarle a una tierna mente infantil (o prepúber) es incalculable. Algo parecido pasa con casi todas las heroínas (o princesas) Disney. Desde su relanzamiento noventero, esta compañía se propuso terminar con la imagen de explícita sumisión de sus anteriores heroínas - Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente -, aunque destacaría tanto a Alicia como Campanilla como agradables excepciones – también es cierto que estas dos últimas no eran, técnicamente, "princesas"-.
Las películas de los noventa empezaban muy bien: Ariel desobedece a su padre para poder vivir aventuras; Bella, harta de su aburrida vida provinciana, se refugia en la biblioteca de su pueblo; a Jasmine le horroriza la idea de tener que casarse con un príncipe pretencioso y decide dejar palacio con nocturnidad para ver qué hay más allá de sus muros; Pocahontas monta en canoa, pasea por el bosque y liga con extraños; Mulan se corta el pelo y se hace pasar por un hombre para irse a la guerra; Esmeralda hace de París su parque de atracciones; Megara finge ser una dama en apuros para chantajear a los aprendices de héroe de turno..., y así podría enumerar otros tantos principios prometedores donde la heroína no es representada como una comparsa, una víctima, una madre protectora o un objeto de deseo dentro del universo simbólico del cuento.
Las películas de los noventa empezaban muy bien: Ariel desobedece a su padre para poder vivir aventuras; Bella, harta de su aburrida vida provinciana, se refugia en la biblioteca de su pueblo; a Jasmine le horroriza la idea de tener que casarse con un príncipe pretencioso y decide dejar palacio con nocturnidad para ver qué hay más allá de sus muros; Pocahontas monta en canoa, pasea por el bosque y liga con extraños; Mulan se corta el pelo y se hace pasar por un hombre para irse a la guerra; Esmeralda hace de París su parque de atracciones; Megara finge ser una dama en apuros para chantajear a los aprendices de héroe de turno..., y así podría enumerar otros tantos principios prometedores donde la heroína no es representada como una comparsa, una víctima, una madre protectora o un objeto de deseo dentro del universo simbólico del cuento.
Pero la decepción no se hace esperar debido, principalmente, a la figura del padre. Todas las “princesas” que he enumerado tienen una figura paternal hondeando sobre sus cabezas, la misma figura que exige, da permisos o limita el desarrollo de estos personajes. Pensad en la escena final de La Sirenita, o en cómo el padre de Jasmine cambia la ley sobre el matrimonio después de hora y media de metraje para que su hija se case con la “rata callejera”, la misma que le ha prometido enseñarle a whole new world a la princesa, como si ella no pudiera comprarse su propia alfombra mágica para hacer turismo. Algo parecido ocurre con Bella, la más lanzada (por aquello de bordear el bestialismo). Quiere vivir aventuras y "compartirlas con un amigo de verdad", pero se termina casando con un príncipe caprichoso que la confinará en un palacio. Eso sí, al menos tendrá una biblioteca en condiciones.
El peso de la figura paternal también se deja sentir en Pocahontas y Mulan. A la primera le puede el deber y a la segunda le motiva el hecho de no estar programada para ser “una buena esposa”, lo que repercute en el honor familiar, razón por la cual se traviste para alistarse en el Ejército. Mulan es transgresora, en parte, porque deja al descubierto algunos de los mecanismos de la producción del género (performativos la mayoría de ellos), maravillosamente recogidos en esta escena. No obstante, mi crítica viene por la parte del honor hacia la figura paterna. Su motivación última es agradar a su padre y, ya de paso, el final feliz también implica boda (con un capitán, nada menos).
El peso de la figura paternal también se deja sentir en Pocahontas y Mulan. A la primera le puede el deber y a la segunda le motiva el hecho de no estar programada para ser “una buena esposa”, lo que repercute en el honor familiar, razón por la cual se traviste para alistarse en el Ejército. Mulan es transgresora, en parte, porque deja al descubierto algunos de los mecanismos de la producción del género (performativos la mayoría de ellos), maravillosamente recogidos en esta escena. No obstante, mi crítica viene por la parte del honor hacia la figura paterna. Su motivación última es agradar a su padre y, ya de paso, el final feliz también implica boda (con un capitán, nada menos).
Si me preguntan cual es el mejor modelo femenino parido por la Disney, sin pestañear les diré que Lilo (De Lilo & Stitch). Fanática de Elvis, fotógrafa, irónica… es poderosa precisamente porque es una infante cuya programación de género excluye los lazos rosas, las muñecas y los chicos. Y porque es una niña anticanónica, lo que normaliza gustos y actitudes diferentes de cara al posterior consumo por parte de la chavalería, la misma que se terminará identificando con estos u otros roles, pero que deberían tener más donde elegir. No deja de resultarme curioso que las más interesantes representaciones de heroínas animadas de los últimos años hayan venido del Estudio Ghibli – la princesa Mononoke y Chihiro -. Y no he hablado de Pixar, pero eso es ya carne de otro post…
jueves, 16 de julio de 2009
Una caperucita, la más roja...
De rebote me he encontrado con una ilustración de una artista boliviana, afincada en México, de nombre Alejandra Alarcón. Su página está caída, pero he encontrado un blog, semiabandonado, con referencias a su exposición titulada Caperucita, la más roja que me tiene intringada. Ediciones La Ñatita utilizó una de las ilustraciones de esta exposicion para su portada del número siete del fanzine Gringo Muerto. La Razón boliviana le dedicó un bonito reportaje donde la artista explica de qué va su caperucita...
"En el cuento le ordenan que no tome una ruta, pero mi Caperucita, la más roja se va por donde más quiere. Camina sin miedo al lobo; quizá porque quien debe tenerle miedo es él: se lo va a comer. Esta es una Caperucita dueña de su cuerpo, dueña de su poder de seducción; una Caperucita autónoma y salvaje".
Habla de la transgresión del arte y de la acuarela, tan transparente que parece que no hiere. Y le preguntan por los cuentos (esta mujer es todo lucidez): "Los mitos son para definir quién es el bueno y quién es el malo. Pero en realidad nosotros somos tan lobos como humanos, tan buenos como malos, tan hombres como mujeres. Caperucita es el lobo y el lobo es Caperucita".
La imagen que corona el post es de su serie El olor del clan. Ternura y perversión. Esta mujer, definitivamente, me cae muy bien.
***Actualización: Alejandra nos deja en comentarios su página web. Mil gracias.
miércoles, 15 de julio de 2009
Cuerpos cero
La Humanidad, que con Homero había sido objeto de contemplación para los dioses olímpicos, ha venido a ser la noticia bomba para ella misma. Su alienación, de sí misma para sí misma, ha alcanzado ese grado que la hace convertir su propia destrucción en una sensación desgraciada pero de máxima calidad teatral. Estas son palabras aproximadas de Walter Benjamin hace medio siglo, pero hoy, con el capitalismo revestido de millones de pantallas, la realidad se contempla a través de miles de imágenes y ya nada que importe realmente dejará der ser objeto de una autopsia espectacular.
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Habitábamos de este modo un reino donde, convalidada la verdad por la falsificación, la especulación pasaba a ser un natural modo de vida. En este juego ocurría lo mismo que con el sexo, ahora transformado en género. Con el sexo podía hablarse del modelo masculino y del modelo femenino como polos de definición, pero bajo el reino del género podían entrar todos los grados y mixturas hasta parecer de poco gusto caracterizar a alguien como hombre/hombre o mujer/mujer. El título se crea imaginativamente sin que exista una realidad anterior. Todos seríamos fusiones, creaciones culturales, construcciones permeables, propensas a la mixtura y la transfiguración.
En la vastedad del mundo se asienta nuestra ciudad, y en la ciudad, entre un anonimato de construcciones, el lugar del domicilio. Dentro de cada casa hay un rincón para agazaparse y todavía, al fin de ese reducto, aparece la pantalla del ordenador, el último alvéolo de la intimidad. La intimidad que antes se confiaba a un oído elegido pasa hoy a los salones del ciberespacio (a la llamada "extimidad") y millones de usuarios cuelgan allí sus secretos, desatan sus inhibiciones o muestran su privacidad. En ese ciberplateado cosmos, plagado de infinidad de nombres y fantasmas, se canjean cuentos y noticias, fantasía y verdad. Allí no existen animales, ni rocas, ni muertos. Un mundo así, tan especulativo, no lo habíamos conocido nunca y solo lo habíamos supuesto como el posible paraje al que advendríamos después de muertos, entre la fecha de la esquela y el juicio final, en cuyo periodo las almas, desprovistas de cualquier peso, se relacionarían como cuerpos cero.
El Capitalismo funeral - Vicente Verdú
viernes, 10 de julio de 2009
jueves, 9 de julio de 2009
Destino (Dalí+Disney)
En 1937, Salvador Dalí escribió a su querido amigo Andre Breton y le contó que había viajado a América con el propósito de ponerse en contacto con tres grandes surrealistas: Los Hermanos Marx , Cecil B. DeMille y Walt Disney.
En medio del fulgor militar de la IIGM, al tío Walt no se le ocurrió otra cosa que sugerirle a Salvador Dalí que preparara una historia y unos diseños para un cortometraje que el artista bautizaría Destino. Pero, los excesos de la guerra dinamitaron el proyecto, dejándolo en suspensión casi medio siglo, hasta que un enamorado del tema, Roy Edward Disney, lo desempolvó a finales del siglo pasado.
Es así como, en 1998, resucita Destino para formar parte de Fantasía 2006, película cuya producción se terminaría cancelando por falta de financiación - acuérdense del culebrón Disney/Pixar y las cosas les irán encajando -. No obstante, y contra todo pronóstico, el cortometraje animado ha terminado viendo la luz y se espera que salga en dvd para el año que viene junto a otros cortometrajes de la casa.
En medio del fulgor militar de la IIGM, al tío Walt no se le ocurrió otra cosa que sugerirle a Salvador Dalí que preparara una historia y unos diseños para un cortometraje que el artista bautizaría Destino. Pero, los excesos de la guerra dinamitaron el proyecto, dejándolo en suspensión casi medio siglo, hasta que un enamorado del tema, Roy Edward Disney, lo desempolvó a finales del siglo pasado.
Es así como, en 1998, resucita Destino para formar parte de Fantasía 2006, película cuya producción se terminaría cancelando por falta de financiación - acuérdense del culebrón Disney/Pixar y las cosas les irán encajando -. No obstante, y contra todo pronóstico, el cortometraje animado ha terminado viendo la luz y se espera que salga en dvd para el año que viene junto a otros cortometrajes de la casa.
martes, 7 de julio de 2009
El alma de una terminatrix reside en sus pies
"Definamos una máquina ultrainteligente como una máquina que pueda superar todas las actividades intelectuales de cualquier hombre, por muy inteligente que sea. Puesto que el diseño de máquinas es una de esas actividades intelectuales, una máquina ultrainteligente podría diseñar incluso máquinas mejores; entonces se produciría sin duda "una explosión de inteligencia" y la inteligencia del hombre quedaría muy atrás. Así, la primera máquina ultrainteligente es la última invención que necesita hacer el hombre, siempre que la máquina sea lo suficientemente sumisa como para permanecer bajo control. [...]
Es más que probable que en el curso del siglo XX se construya una máquina ultrainteligente y que esa sea la última invención que el hombre necesite hacer."
Vernor Vinge, extraido de El Rival de Prometeo
domingo, 5 de julio de 2009
sábado, 4 de julio de 2009
Titanas de carne y sueños
Como bien apuntaba G.K.Chesterton, «los cuentos de hadas superan la realidad no porque nos digan que los dragones (o los gigantes) existen, sino porque nos recuerdan que estos pueden ser vencidos». Así lo entienden también Joe Kelly y JM Ken Niimura. Soy una matagigantes recoge la esencia de los cuentos crudos, tremendos y temibles, aquellos que esconden un viaje – pensad en Alicia, en Dorothy, en Wendy -, los mismos que nos recuerdan que hay que prepararse para luchar contra uno mismo, que crecer es inevitable, que las historias de las niñas perdidas nacen de las cabezas de niños grandes con ganas de salir al patio. A jugar.
El resto de la reseña de Soy una matagigantes, en el enlace.
Annie Sprinkle enseña cómo hacerle el amor a la Tierra
Al salir del Teatro Valle Inclán, alguien dijo que acababa de vivir una experiencia religiosa. Dudo que Annie Sprinkle y Elizabeth M. Stephens tuvieran la religión en mente cuando pusieron a funcionar su Love Art Lab - Love is the new sex - pero sí debemos admitir que la performance de estas dos activistas tiene mucho de ceremonia, de celebración - del cuerpo, de la libertad, de otra forma de hacer las cosas -. La pieza que han traído a los Madriles se llama Dirty Sexecology y en ella se nos invita a tomar a la Tierra como nuestra amante - nunca más nuestra madre, tampoco nuestra víctima -. Prometemos amarte hasta que la muerte nos una para siempre, rezan los votos del programa de mano. Amén.
miércoles, 1 de julio de 2009
Apocalipsis de baja intensidad
Lo cool no busca la profundidad. Este cómic mola porque ninguno de sus protagonistas tiene la supervivencia garantizada. Alimentado de clichés amorosos, venganzas insípidas y rencores mal curados, el último tomo de The Umbrella Academy brilla por su pretensión de obra definitiva quedándose en producto para nostálgicos con gusto por el steampunk más naif. No obstante, cabe destacar momentos repletos de gloria icónica, como la entrada del quinto acto en la cafetería o el diseño de la villana por accidente - un delicioso y letal violín humano con mirada en espiral -.
El resto de la reseña de The Umbrella Academy en Comic Digital.
El resto de la reseña de The Umbrella Academy en Comic Digital.
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