Tres direcciones exploradas esporádicamente desde comienzos del siglo XX han recibido un gran impulso teórico y de la práctica del arte en los últimos años. Se trata de tres poéticas fundamentadas sobre la luz, el espacio y el movimiento, tratados como tales y no como ilusiones dibujadas, pintadas o esculpidas. Estas orientaciones arrancan de la concepción constructivista –en especial, del tratamiento plástico que Tatlin, Rodtchenko y Kobro dieron al espacio–, del anti-movimiento Dadá –sobre todo, del interés intelectual, espiritual e irónico de Marcel Duchamp por los objetos, la transparencia y el movimiento–, y de los experimentos sobre dinamismo y luz como formas importantes de arte, que se desarrollaron en la Bauhaus –resultando fundamentales el modulador de espacio y luz de Moholy-Nagy y el órgano de colores de Ludwig Wilfred–. El perfume intensamente modernista de esos orígenes, aunque no se haga objetivo en esta exposición, la envuelve toda y la trasciende, por más que ésta sea una muestra de carácter legítimamente post-modernista, o sea, concebida desde los postulados de ese concepto heterogéneo de “fragilidad diversa” –levedad, elementalidad, luminosidad, caducidad…– que, a partir de los años sesenta, se viene derivando del post-minimalismo, del arte pobre y del influjo que el pensamiento oriental ejerce sobre algunas prácticas del arte más actual.
Habitar la luz - Frágil
domingo, 14 de diciembre de 2008
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