domingo, 21 de noviembre de 2010

La Ciudad de las Damas



Demos las gracias al Señor, mis veneradísimas damas, pues he aquí nuestra Ciudad construida y terminada. Todas vosotras las que amáis la virtud, la gloria y la distinción, seréis recibidas con los más grandes honores. Pues ha sido fundada y construida por todas las mujeres honorables -las de antaño, las de hoy y las de mañana-. Mis queridísimas hermanas, es natural que el corazón humano goce cuando ha triunfado a alguna agresión y ve a sus enemigos confundidos.

(...)

Vosotras tenéis a partir de ahora una causa, queridas amigas, para gozar honestamente sin ofender a Dios ni a los decorosos, mientras contemplamos la perfección de esta nueva Ciudad de la que, si cuidáis, será para vosotras todas -es decir, las mujeres de bien- no sólo un refugio, sino también una muralla para defenderos de vuestros enemigos. Podréis obsevar que toda ella está construida con materiales realmente tan brillantes que podréis contemplaros en ellos, sobre todo en los altos techos del edificio (es decir,en esta última parte)

(...)

Ya que es verdad, queridas amigas, que cuanto más abunda en virtudes una persona, más humilde y dulce es, que pueda esta ciudad incitaros a vivir honorablemente en la virtud y la modestia. Y vosotras, queridas amigas que estáis casadas, nos os indignéis por estar de esta manera sometidas a vuestros maridos, pues no es siempre del interés de la gente ser libres.

(...)

Finalmente vosotras todas, señoras, grandes mujeres, de mediana o humilde condición, sobre todo mantened la guardia y manteneos alerta para defenderos de los enemigos de vuestro honor y de vuestra virtud. Ved, queridas amigas, cómo por todas partes estos hombres os acusan de los peores defectos. Desenmascarad su impostura mediante el brillo de vuestra virtud; haciendo el bien, convenced de la mentira a todos los que os calumnian. Así podréis decir con el salmista: "La iniquidad del malvado recaerá sobre su cabeza"

Rechazad a estos hipócritas embaucadores que intentan arrebataros con sus bellos discursos y con todos los engaños imaginables vuestro bien más preciado, es decir vuestro honor y la excelencia de vuestra reputación. ¡Oh! ¡Huid, señoras, huid de esta pasión loca que exaltan hacia vosotras, huid de ella, por el amor de Dios, huid! Nada bueno puede ocurriros; estad seguras, por el contrario, de que aunque el juego parece placentero, se terminará siempre en vuestro perjuicio.

No os dejéis nunca persuadir de lo contrarios, pues es la estricta verdad. ¡Acordaos, queridas amigas, de cómo estos hombres os acusan de fragilidad, de ligereza y de inconstancia, lo que no les impide desplegar las artimañas más sofisticadas y esforzarse de mil maneras para seduciros y cazaros, como a tantas otras tontas/animales en sus redes! ¡Huid, señoras, huid! Evitad estos vínculos, pues bajo la alegría se esconden los venenos más amargos, de los que provocan a la muerte.

Dignaos, mis muy veneradas damas, a incrementar y multiplicar las habitantes de nuestra Ciudad, buscando la virtud y huyendo del vicio, y gozad en el bien. En cuanto a mi, vuestra servidora, no me olvidéis en vuestras oraciones...


Christine de Pisan, La Cité des Dames (1405, primera edición)
La traducción del francés hay que agradecérsela a la pequeña b.

El otro lado del espejo

jueves, 18 de noviembre de 2010

El loser

«El loser, que tiene que ser un hombre, es una especie de gigoló perezoso, de romántico hacia adentro. El loser mola. Es el fracaso del no presentado, la nominación que nunca gana un oscar, el que no espera un NO o un SÍ de las oficinas, sino sólo un silencio administrativo. No es un perdedor; el loser es una competición con uno mismo, que nunca comienza».

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Cry, baby!


«El problema que plantea el porno reside en el modo que golpea el ángulo muerto de la razón. Se dirige directamente al centro de las fantasías, sin pasar por la palabra ni por la reflexión. Primero nos empalmamos o nos mojamos, después nos preguntamos por qué –dice–. Muchas personas rechazan que se hable directamente a su propio deseo, que se les fuerce a saber algo de sí mismas que han decidido ignorar o acallar».
Virginie Despentes


«Creo que el centro político de todas las cosas básicas del feminismo está en nuestra sexualidad, porque destapa cosas oscuras, no trabajadas». De ahí el gran equívoco que según ella encierran el llamado porno para mujeres y el alternativo, cuyo discurso viene a decir que si el porno tradicional «no nos gusta es porque no muestra la sexualidad real». «Yo creo que el sexo que tengo en mi casa ya lo tengo en mi casa. Si me interesa un producto pornográfico es porque me lleva más allá de lo que yo voy, me provoca un cuestionamiento. Y si el porno comercial no me interesa es porque trabaja el inconsciente heterosexual y masculino».

lunes, 15 de noviembre de 2010

Interestelar

Niño Guarda y Pequeña Delirio

Viernes...

Hacer las maletas por la mañana, temprano, para coger un tren. Con direcciones de tiendas de cómic en el bolsillo, dos bolígrafos (de los buenos) y medias de colores para un fin de semana interestelar. En Gijón no le tienen miedo al color. Veo verde, veo rojo, veo azul en las fachadas. En LABoral el blanco enmarca imagen y palabra. Caras conocidas, entre ellas, la de Iván, antiguo compañero de facultad que, junto a Lucía y la comisaria Luna, nos enseñan el escenario. Los sofás que emulan cuero me recuerdan una escena de chimenea con escritores a fuego lento.

Laura dice que sus regresos son tristes, y eso se contagia. Querría atrapar en el recuerdo el gusto a caramelos de hotel y guacamole con gambas; los besos a medianoche, el vodka con naranja y las huellas de carmín en el diario virtual. El nudo en el estómago (antes), las ganas de reir (después) y el cuaderno original de Betty Blue entre mis manos. La sonrisa pilla de Kahlo; y el cariño. El estilo de Laia -puro equilibrio-. La estética fría de un paisano. Moda y metal. Y las helvéticas en pantalla (grande).

Fernández & Fernández en escena. Elevemos los índices de amor. Dos rombos, carne en la parrilla, pero el ordenador no arranca. Sasha Grey y Camilo. Raúl Minchinela, Eloy (Fernández-Porta) y Tracy Lords. La conversación queda registrada. No hay salida.


Sábado...

Desayuno un zumo de naranja mentiroso. Caminamos. Camilo mira a los Pelayo y yo miro al frente. Ambos miramos a un lado cuando divisamos, a lo lejos, a una sirena haciendo top less en pleno otoño. Los demás bañistas celebran la osadía de la dama. Buscamos libros, buscamos tebeos. Nos cogen de la mano y nos llevan a la Plaza de la Chincheta. Ironías del destino, terminamos en una franquicia del Señor y gritamos: "Elevemos los índices de fe".

Le hablo a Marta de mi abuela. Ella me habla de la suya. Titanas de otra época. Bebemos sidra y comemos rico. Hace un sol brillante que lo baña todo. Toco la barba más sexy del Encuentro. Y comienza el segundo round. Escolar es todo precisión. Laura pone el sentimiento. Y Minchinela programa su cronómetro. El tiempo vuela. Vigalondo, la bolita y una bañera compartida. Por la noche hará honor al tupé; por la tarde descubro que no reniega de Greg Rucka y que la Wonder Woman guerrera social, de Mark Millar, le fascina. Tones saca los galones. Dillinger convierte a Hemingway en un no muerto. La sala ríe; como ocurriera ayer con Cristóbal y su Fauna Mongola, como pasará hoy con El extraño caso del Dr. Fruela y Mr. Froy.

Claudine y Llopis protagonizan un (re)encuentro bello. Las chicas 2.0 fascinan, ya sea porque nada es inocente, porque el vértigo al nivel del mar promete nudos o porque las abuelas siempre tienen razón. Poppy Blasco y su hombre me preguntan por Batwoman y su némesis carrolliana. Toni Rojas me la descubre a ella. Y Lector Malherido deja el puñal sobre la mesa.

La noche es puro rock & roll. Movimiento de cadera y olor a polvo de talco, sudado. Should I stay or should I go. Por qué elegir, hay patatas para todos.


Domingo...

Luz, más luz. Amígdalas inflamadas. Trenes y aviones. Alvy corre al aeropuerto. Desayunamos en Corinto. Ibra, Luna y la idea de un cómic para Djuna y Amanda. Camino de la estación caemos en la cuenta: los que nos vamos más tarde nos despedimos a medias. Volvemos. María Llopis, vestida de invierno, se pone colorada. El Niño Guarda quiere ver el mar. También vemos el final de la carrera. Conocemos a Aquiles. Alargamos la sobremesa. Qué bien nos trata Gijón.

En el tren. Alberto y nosotros. También el hombre del Valium y las mil y una copas. "No sabía que no se podía mezclar". La película se titula Una mamá en apuros y la protagonista se llama Eliza. Pienso en escribir un post sobre ella. ¿La banda sonora? Nicotine & gravy.


(*) Imágenes del Encuentro, por Laura Rosal.

jueves, 11 de noviembre de 2010

'Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad' en Fan Digital

Cuando la serie Smallville comenzó a emitirse con el cambio de siglo, pocos se aventuraron a pronosticarle la deriva posfeminista light que ha ido desarrollando en estas últimas cuatro temporadas. El punto de inflexión que disparó esta filosofía lo marcó la reaparición en la serie de Lana Lang que, tras fingir su muerte y chantajear a su marido Lex Luthor, conspiraría para robarle al vil magnate su tecnología y equipararse así en poderes al alienígena Kal El.

Esta ruptura del marco no es una novedad en la ficcion televisiva. Joss Whedon ya la desarrolló en su mítica Buffy Cazavampiros, pero lo que sí sorprende es que ocurra en la mitología de un personaje como Superman, cuyas compañeras siempre se habían conformado con un sacrificado segundo plano. No obstante, los tiempos han cambiado; ejemplo de ello son las recientes representaciones de personajes femeninos que, hasta hace bien poco, nadie hubiera imaginado usurpando el lugar del héroe.

Lo que hubiera sido del mundo si ella hubiera llevado las medias es un apunte de Marta Peirano, alias La Petite Claudine, a propósito del personaje de Lois Lane en la versión fílmica de Brian Synger, y una reflexión lúcida sobre cómo la periodista del Daily Planet , "madre soltera y ganadora del Pulitzer con un editorial titulado Por qué el mundo no necesita a Superman", solo tiene que aprender a volar por su cuenta para que el kryptoniano le bese las botas. "Eso sí que sería un giro de tuerca interesante", sentencia en su blog.

Un planteamiento parecido es el abordado en Smallville por el personaje que interpreta Kristin Kreuk. A diferencia de lo expuesto por Grant Morrison en Superman All Star, donde el Hombre de Acero obsequia a Lois Lane con pasar un día entero experimentando sus poderes en carne propia, Lana Lang no espera a que se lo regalen por cumpleaños sino que, cual Prometeo, lo toma como legítimo derecho, propiciando así una relación entre iguales. La heroína, que no lo es por herencia sino por voluntad, se proyecta en el héroe y lo supera. Tal y como ocurre con la Batwoman de Greg Rucka y J.H. Williams, la relación con el héroe sirve de inspiración sin afán derivativo; el fin último de la heroína es la autonomía.

Pero, como las relaciones ideales no están hechas para durar, la perfecta pareja de justicieros de Smallville quedará reducida a mera anécdota por culpa del deber y un Luthor vengativo que la llevará a convertirse en la chica kryptonita. A partir de este momento, las relaciones entre personajes femeninos y masculinos comenzarán a caminar por unos derroteros, cuanto menos, interesantes, siendo la supuesta villana, Tess Mercer, el definitvo hallazgo de la serie. Implacable, fría y turbulenta, la sucesora de Luthor juega con fuego y no tiene miedo a quemarse. Cierto es que el elenco de guionistas le construyó un pasado traumático para justificar sus acciones, pero no termina de quedar claro si esa es otra de las muchas cortinas de humo de Tess o el origen de su ambigüedad moral.

>> Este es el comienzo del reportaje "Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad" que podéis encontrar en el número de otoño de Fan Digital. También hallaréis reseñas de cómic, entrevistas, cine, música y críticas firmadas por gente de bien.

martes, 9 de noviembre de 2010

Avatar

Mi querida -e hiperactiva- Mireia Pérez me ha regalado una máscara nueva y una cabecera delirante, preludio de algunos cambios que se avecinan en este blog. Noviembre es un mes de frío y castañas asadas, y el comienzo de la temporada invernal de salones de cómic. Servidora se siente agradecida y emocionada; solo les puedo pedir que se mantengan a la espera, se avecinan curvas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

De domicilio privado en domicilio privado

Después de ciertas experiencias he llegado a una desconfianza total. Me he fiado de gente equivocada. También he vivido un cierto desprendimiento con el compromiso de la idea de lo humano. Era algo que se imponía. He trabajado con la indignación frente a la injusticia, pero hay un momento en el que empiezas a desconfiar de lo que te rodea. Te aíslas. La gran consecuencia de la desconfianza es perder el vínculo con la idea colectiva. Unamuno hablaba de que somos carne y hueso en contraposición a la humanidad. No creía en los grandes compromisos. En ese proceso estoy. No en hacer compatibles intereses particulares con los universales. Hay un desgarro. Desconfías del hombre y crees que no puede existir nada, ningún orden capaz de controlar su mezquindad. Cuando te ocurre eso, como dice Houellebecq, vas de domicilio privado en domicilio privado.

El capital es masculino

Traje y corbata, el uniforme de los nuevos viejos tiempos. En la foto de familia falta la legítima heredera del infame tiburón de Wall Street, Gordon Gekko, la periodista -y pelirroja- Winnie Gekko. ¿Un lapsus de Oliver Stone? El director de "Nixon" dice ser crítico con el sistema, con la política económica de su país, Estados Unidos, y con esa tendencia a la avaricia latente en todos los tristes mortales; no obstante, en "Wall Street: el dinero nunca duerme" da la impresión de defender un patriarcado rancio y testosterónico, donde lo femenino funciona como tope moral, al principio, y como legitimador de todo el perverso entramado, hacia el final, embarazo mediante. La guinda de género la pone el personaje interpretado por Susan Sarandon, antigua enfermera y madre del broker Lebouf que, por culpa de la crisis, tiene que dejar el lucrativo negocio de especuladora inmobiliaria para volver a una profesión que, tal y como le recuerda su hijo, se centra en "ayudar a la gente". Lecciones de moral de la boca de un depredador con el beneplácito de la sección femenina, tan cómodas en su rol tradicional de escuchantes, cuidadoras y dadoras de vida para que la élite se mantenga que duele.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Capitalismo gore y su devenir snuff

"Llegamos a casa y yo no puedo deshacerme de ese estremecimiento que para todo ser humano debería provocar el adáver de otro. Ese muerto me saca de mi espectralizada y cómoda visión de la muerte, me arranca de las lógicas mediáticas que nos muestran que lo malo siempre les pasa a los Otros. Me hace caer en la cuenta de que yo soy los Otros, sin ningún tipo de atisbo humanista, buenrollismo o de diletantismo solidario. Es decir, ese muerto me reafirma de que estoy atravesada de forma irrevocable por el género, la raza, la clase y la distribución geopolítica de la vulnerabilidad. Ese muerto me dice que yo también soy responsable de su desmembramiento, que mi pasividad como ciudadana cristaliza en esa impunidad. Ese muerto y la mirada sin miedo de mi hermana me dicen que debo hacer algo con ELLO, porque sino ESO, hará algo conmigo. This is the very beginning".

Sayak Valencia ha escrito Capitalismo Gore y en ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor? habla de su libro, del transfeminismo, de la Liddell y de Machete, entre otros temas. Click to play!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Doble rasero

Una cosa es sacar las cosas de madre y otra muy distinta es lo que mi amiga Cris explica con aplastante lucidez:

Hoy me he encontrado este cartel en varias paradas de bus de una nueva comedia americana. Ella, perfecta, rodeada por una aureola de insultos tales como "zorra" o "salidorra". ¿Soy la única a la que le parece vergonzoso que nos metan con calzador el absurdo de la "reputación" y, más horrible aún, que ésta se vea "arruinada" por una posible relación sexual?

¡Que el sexo es bueno señoras y señores!

martes, 2 de noviembre de 2010

La psicóloga y el pistolero

La primera vez que vi Instinto Básico debió de ser a una edad temprana. Recuerdo que el VHS grabado del Plus me lo pasó una buena amiga que gustaba de historias intensas. Puede que no tuviéramos los doce, o tal vez sí; menores corrompidos por menores, todo un género de amistad. Este puente de Todos los Santos he vuelto a ella, a su testosterona desmedida, a su juego de espejos y a esa escalada de adicciones propiciada por la hipnótica Sharon Stone/ Catherine Tramell. Inquietante, seductora, segura de sí misma; una hábil manipuladora, con el psicoanálisis de su parte, que plantea su estrategia desde la coartada perfecta: el crimen es el libro. En el polo opuesto tenemos a la psicóloga Beth Garner/ Jeanne Tripplehorn adoptando una actitud sumisa e institucional ante su competidora, entre otras razones de peso, porque ella ya estuvo bajo los efectos magnéticos de su rubia compañera de facultad. Y basculando entre ambas, Michael Douglas/ Nick Curran, el inspector de policía que, más que conquistar, cree competir con la maestra de ceremonias que es Tramell -lo que me recuerda a Goldeneye y Famke Jensen en las carnes de Xenia Zaragevna Onatopp-.

Entre sus muy interesantes aspectos, destacaría el uso que Paul Verhoeven le da a los espacios que legitiman los roles sexuales. Nick Curran es un personaje heteronormativo que se siente profundamente atraído por la ruptura que supone todo lo relacionado con Tramell: desde las drogas hasta la excitante posibilidad de acabar asesinado y lo que, desde mi punto de vista, es más importante, la relación lésbica entre ésta y Roxy, un contrato que Curran se apresura a codificar en términos a los que él se puede enfrentar, llegando a considerar a la amante de Tramell alguien con quien poder tratar “de hombre a hombre”. En contraposición tenemos a Gus, el amigo de toda la vida de Curran que, para relajarse, busca los muy masculinos bares que emulan el ambiente del Lejano Oeste. “Solo soy un vaquero de ciudad que intenta no caerse de la silla”, dice el fiel compañero en la cafetería de turno con música country de fondo. Sin embargo, es en la discoteca donde Catherine Tramell despliega sus juguetonas dotes de seducción: El baño de caballeros como lugar de reunión, tanto de hombres como de mujeres, sin orden ni concierto. La ironía última está en el hecho de que Nick Curran se vea reafirmado en su masculinidad haciendo un uso desmedido de la violencia y que el personaje de la Stone utilice esa misma masculinidad, solo que en su terreno; la rubia maquiavélica, empoderada y letal, es una autora -del libro, del crimen, del personaje Nick Curran- total.

En ese mismo año, otra rubia (Rebeca de Mornay) entró en competición, cual fuerza de la naturaleza, en el apartado de psicópatas magnéticas aunque, esta sí, con una motivación cristalina: la venganza -por una maternidad frustrada, nada menos-. Curtis Hanson le da razones a su protagonista, pero ésta no termina saliéndose con la suya, mientras que Verhoeven construye una auténtica psicópata en sintonía con los tiempos del consumo -de los cuerpos, de las emociones, de las apetencias-; la encarnación femenina de un verdadero Rolo Tomasi capaz de hacer reventar el mito con una segunda parte criminal.