sábado, 22 de mayo de 2010

Por qué no te quieren...


... con lo bien que te queda el flequillo, Beyoncé.

martes, 18 de mayo de 2010

Los Noveles 40

Hijas de héroes

[Félix de]Azúa, a propósito de este Byron de Lampedusa, ha comentado que, cuando comparamos nuestros héroes habituales con los antiguos, es imposible no sonreír ante la paradoja de que todo siga igual siendo por completo distinto. Se refería a los héroes de las multitudes y al hecho de que el bello y cojo Byron fue una figura mediática antes de que estas existieran.

Y que la hija de Byron fuera una de las precursoras del software y "una auténtica visionaria de la informática", tal y como cuenta Vila-Matas en este artículo titulado El Facebook de Byron, no puede ser casualidad. Tampoco que lo lea el día después de descubrir que la hija del Capitán Nemo es terrible y maravillosa. "Peor que su padre".

viernes, 7 de mayo de 2010

Barcelona, allá vamos

Llegando al viernes de esta semana intensa, después de haber salvado al superhéroe para salvar el mundo, con las emociones saturadas por todo lo que está por llegar y esperando calentar estos huesines tanto o más que el año pasado. Los rantifusos ya están allí. Yo llego esta tarde, un poco antes de la hora del té. No se lo había contado a ustedes, pero tenemos exposición y estamos muy ilusionados. Nos vemos en unas horas, ya saben, en la zona de fanzines.

jueves, 6 de mayo de 2010

One more with feeling

Para alguien que se ha criado entre musicales disney y parques de atracciones es casi imposible no sentir amor verdadero por el episodio musical de Buffy Cazavampiros. One more with feeling. ¿Parodia u homenaje? ¿Delicioso pastiche retro o magnética obra maestra? A mi no me pregunten, me puede el sentimiento...

miércoles, 5 de mayo de 2010

Kate Moss Machine


Porque Google es el gran mitógrafo de nuestra época. En efecto, es en su cielo poblado de píxeles y constelado de algoritmos donde se escriben los nuevos mitos digitales. Es él quien jerarquiza a las divinidades en la web y dibuja el mapa de sus navegaciones. Y Kate Moss es una de sus incontables diosas: Calipso de poderes de inspección misteriosos o Dafne moderna capaz de metamorfosearse para escapar de sus perseguidores mediáticos. A menos que tome sus accesorios de Perseo: unas alforjas de Longchamp o Gucci para meter la cabeza de Medusa, el casco de Hades que vuelve invisibles incluso a los paparazzis, y un par de sandalias con alas (modelo tropeziano) para huir en caso de necesidad. Su ubicuidad se mide según su velocidad de liberación, como se dice en la aeronáutica, y sus viajes interpretan un papel importante en la construcción de su leyenda, que subraya la resistencia de la que atraviesa varias veces por semana los husos horarios y desafía a los jet lags.

La belleza como sustancia e identidad de las Greta Garbo y Marilyn Monroe, o como "norma" antropométrica en el caso de Claudia Schiffer, es sustituida por un nuevo ideal femenino, móvil y mutante, a un tiempo Perseo y Dafne. Si el mito de Marilyn revisitado por Andy Warhol se basaba en la duplicación hasta el infinito del mismo rostro, de repente cargado de una ubicuidad casi divina, el de Kate Moss desafía al tiempo por la metamorfosis. Una asegura su omnipresencia por la repetición idéntica del mismo rostro logo, la otra construye su imperio sobre la transformación. Warhol creó un mito de la era de la fotocopiadora (no hay Marilyn sin Xerox). En cuanto al mito de Moss, es contemporáneo de los avatares de Second Life, de la clonación y de los softwares de morphing.

'Kate Moss Machine', de Christian Salmon

lunes, 3 de mayo de 2010

modHERO

Cortesía de dos caballeros -que me han chivado quién es el autor de estas impresionantes ilustraciones-, con todos ustedes Rogan Josh, alias modHERO.

domingo, 2 de mayo de 2010

Cómo privatizar con éxito la paz mundial

Cuando la refundación del capitalismo todavía sigue siendo una promesa de la Era Obama, multimillonarios -como Tony Stark- deciden recordarle al mundo que el sistema es válido, pero solo si la ética le acompaña. El futuro está en la inversión en Investigación y Desarrollo, en la tecnología aplicada, en la promesa de un mañana mejor sustentado en el cambio tecnológico. Una promesa heredada del espíritu emprendedor de los sesenta, de ese capitalismo bienintencionado impulsado por la anterior generación.

La otra cara de la moneda, el lado oscuro del sistema, lo representa Justin Hummer -en las carnes de Sam Rockwell-, multimillonario también, pero de los que gustan de los contratos que ofrece el Estado para colocar sus imitaciones. Un pervertidor del libre mercado -ladrón de ideas, tramposo y especulador- que solo piensa en el beneficio propio, en el mal ajeno, cueste lo que cueste. El perfecto villano por contraste. Y, en medio de esta fábula corporativa -con el fantasma del comunismo reducido a un villano de segunda y a una espía reformada- Nick Furia apela al patriotismo desde los márgenes, al deber en compañía de otros –preludio de la obra coral prevista para 2012-.

Conclusión: Si en la primera entrega la codicia residía en una rama retorcida del árbol de familia, este segundo capítulo de las aventuras del millonario caradura -ahora reformado- nos intenta convencer de que existe un capitalismo responsable, marca de la casa. Los héroes no atacan, sino que defienden, como es tradición, el modo de vida americano. Porque los tiempos cambian... para que todo siga igual.

sábado, 1 de mayo de 2010

Te cambio un País de las Maravillas por una Tierra Prometida

La Alicia de Tim Burton me recuerda levemente a la de Alan Moore en su Lost Girls. Una chica en vez de una niña; un objeto de deseo y un sujeto en estado de transición -de incómodamente pasivo a liberadoramente activo-. Con ojeras y sin medias ni corsé, la extraña protagonista -en las carnes de una perturbadora novata, Mia Wasikowska- cae por la clásica madriguera para que, guerra mediante y contra todo pronóstico, se le insinúen el antihéroe y el villano. Las reinas -Roja y Blanca- toman posiciones -morales, desde luego, esto es Disney- y sus representaciones, aunque un tanto desdibujadas, siguen perpetuando el cliché de la bruja y la virgen. Pero la lucha fraticida es lo de menos en esta película sobre las apariencias, el deber -de clase- y salirse por la tangente. Lo importante en esta historia está en las motivaciones de la protagonista, que renuncia al submundo delirante y a un romance inesperado por una vida de empresaria. Eso sí que es pegar el estirón.