jueves, 13 de diciembre de 2007

Momentos misóginos del día

Me hago un ovillo en el último vagón del metro y sumerjo mi naricilla en mi penúltima lectura. Las letras que leo me hacen sonreir. Levanto la mirada por encima de mi libro. En frente, un chico dormita agazapado. A su lado, una hermosa mujer de mirada azul, densas pestañas y pelo enredado deja de leer lo último de Doris Lessing y repara en la presencia del chaval semi inconsciente. Su gesto se ablanda. Esboza una sonrisa dulce y tierna, casi maternal. Cierra su libro y parece que le va a acariciar. El tren se para. Es su parada. El chico sigue durmiendo. Se levanta. Se coloca la falda. Su gesto azucarado se torna en mueca perversa. Al salir hace notar a todo el vagón el poder de sus tacones. El bello durmiente abre los ojos. Ella sonríe triunfal, me mira de refilón y se marcha.

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