lunes, 3 de marzo de 2008

Corazón depredador

Todos los impulsos que nos esforzamos por estrangular se multiplican en la mente y nos envenenan. Que el cuerpo peque una vez, y se habrá librado de su pecado, porque la acción es un modo de purificación. Después no queda nada, excepto el recuerdo de un placer o la voluptuosidad de un remordimiento. La única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Si se resiste, el alma enferma, anhelando lo que ella misma se ha prohibido, deseando lo que sus leyes monstruosas han hecho monstruoso e ilegal.

El retrato de Dorian Gray - Oscar Wilde

3 comentarios:

Demolition Doll dijo...

Hay dos citas de Shakespeare sobre el deseo que a mi me encantan:

"Si no temes hacerte un favor a ti mismo, pronto conocerás el deseo de una mujer"

Y esta otra:

"Yo soy hijo de la Naturaleza, y sólo a la Naturaleza me debo"

Totalmente de acuerdo con Wilde...

Un saludo!

AAN dijo...

Gracias, linda, por dejarte caer por mi rincón. Róbame todo lo que quieras... :)

Mordisquitos dijo...

Lástima de la adicción, lástima de la inercia del cuerpo. Un regla de la complejidad. Cualquier acción que se acometa dentro de ella, el resto de los datos a su alrededor, se enfilará de tal modo que haga que se repita más veces.