viernes, 28 de noviembre de 2008
Milagros cotidianos
Que las galletas que más te gusten estén en el surtido que compran en el trabajo. Tener un sueño y dibujarlo. Tener otro y enterrarlo. Alfileres y cerillas, para lo bueno y para lo malo. Un té con una amiga de hace mucho. Que te regalen un libro que querías desde hace siglos. Que lo haga alguien que no te esperas. Encontrar el momento idóneo para decir "te amo" (que no es lo mismo que decir "te quiero") y que no suene a ca(ra)melo. Hablar con Pan (en femenino) en la presentación de su libro. Que te roben una imagen mientras caminas como sonámbula. Que te la manden por e-mail. Sonreir a un niño que no pregunta y solo mira. Pensar en todas las canciones de tu adolescencia que definen a una bella dama. Intentar dibujarlo. Entender que el parecido no importa. Solo la tensión en su traducción hace que todo esto sea un milagro, como cuando a la rutina se le cae la t y las señoritas dejan de serlo para convertirse en titanas hiperbólicas a la hora del café.
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6 comentarios:
esos milagros que nos hacen felices... La cata de vinos en la que estuve ayer. Los sabores transformados en recuerdos, de cuando bebí esos vinos hace dos años recién salidos de la bodega con alguien, les faltaba un tiempo en botella. Y ayer estaban perfectos, pero me faltaba el alguien.
Catas vinos, qué afortunada! Sigue nevando en tus aposentos?
ya sabía que se me había olvidado comprar cerillas :S
me quedo con el té con la amiga de hace mucho... ;)
que lindo blog tenés. estaba repasando tus post anteriores y hay cosas q me maravillaron, como esta entrada: esas cotidianeidades que hacen que un día normal deje algo imborrable en nosotros, una marca, una sensación, un instante que hace que todo esto valga la pena, y deje de ser un día más.
:)
saludos
olé..
por cierto comienzo un curso de vinos en enero, no es coña!
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