lunes, 2 de febrero de 2009

Mayúsculas

¡Qué terribles centinelas las mayúsculas! Me parecía que se levantaban entre los nombres propios y yo para impedirme tratarlos. Toda palabra marcada con una mayúscula estaba condenada al olvido inmediato: ciudades, ríos, batallas, héroes, tratados, poetas, galaxias, teoremas, prohibido recordarlos a causa de una mayúscula petrificante. Alto ahí, exclamaba la mayúscula, no se cruza la puerta de este nombre, es demasiado propio, demasiado limpio, no se es digno de ello, ¡se es un cretino! Un cretino minúsculo.
Deniel Pennac - Mal de escuela

3 comentarios:

Isabel Tejada Balsas dijo...

Mejor no hablo de ciertas mayúsculas sangrantes que me hacen diminuta .*

Elisa McCausland dijo...

Necesario mal de escuela??? Mmmm...

Anónimo dijo...

He tenido este libro varias veces en las manos sin decidirme. Pero la proxima vez se viene conmigo a ver si aprendo a poner tanto nombre propio a mi minuscula altura para poder verlos bien. Aunque quizá también le ponga la mayuscula a alguna palabra para que nadie me la toque...