Adrian Tomine no es Raymond Carver, tampoco es Daniel Clowes, pero eso ya no importa, porque Tomine ha crecido, aunque haya pegado el estirón mirándose al ombligo. He deglutido su maldito libro y he repetido. No me he atragantado, pero me ha dolido. Bastante. En el bajo vientre.
2 comentarios:
acabo de encargarlo en mi librería buajajajaja n_n
peró cómo mola!
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