El próximo 26 de abril se cumplirán veintitrés años del accidente de Chernóbil. Me lo ha recordado esta noticia de El País. Verán, tengo problemas con el tema de marras. Me lo encuentro en todos lados - en el trabajo, en la prensa, en los dominicales -. Hace semana y media, el mismo periódico que ha publicado la noticia sobre los niños afectados por la radiación de Chernóbil - que desde hace veinte años, van a Cuba a recibir "curas de sol" - dedicó diez páginas de su suplemento El País Semanal a plantear "el laberinto nuclear".
El reportaje de portada bascula entre alegatos de ecologistas y mensajes del lobby nuclear, todo ello acompañado de una visita por parte del periodista a la central nuclear de Cofrentes (Valencia). No obstante, mi intención no va más allá de utilizar este reportaje como ejemplo - un leve simulacro comunicativo, una minúscula denuncia - para que ustedes, amables lectores, echen la mirada atrás y pongan la lupa en el "ligero" cambio de opinión de actores políticos como Felipe González, por ejemplo, obsesionado, a día de hoy, con que se "reabra" el debate.
El mundo nuclear se alimenta de consignas. A favor y en contra. Durante más de dos décadas, el lobby antinuclear ha ganado la partida al pronuclear. "Los ecologistas comenzaron la guerra antes que nosotros. Han jugado con el miedo de la sociedad a lo desconocido. Han manipulado los incidentes. Han hecho mejor su trabajo", se queja un ejecutivo de la central de Vandellós.
Ese es el espíritu. Para qué hablar del incendio de Vandellós I, de los fallos de su hermana pequeña - Vandellós II - o de la "esperanza nuclear", esa que le está costando a Finlandia 2.000 millones más de lo previsto. Un periodista de la vieja escuela me dijo una vez que rebuscara en el fango, en los capitales repartidos, en los accionistas tras las empresas para saber quién mueve los hilos nucleares. No deja de resultarme curioso que este artículo nos recuerde que Ana Palacio, ex ministra de Exteriores, es la actual vicepresidenta de la primera empresa nuclear del mundo. Amistades que uno hace estando en el Gobierno.
Lo importante es que haya un debate en los tres ámbitos que preocupan a la gente: la seguridad, la proliferación de armas nucleares y los residuos, explica [Ana] Palacio. "Y nosotros tenemos respuestas satisfactorias para cada una (...) La energía nuclear no es la solución al cambio climático, pero no hay solución contra el cambio climático que no cuente con la energía nuclear".
Teman el futuro próximo. Ellos han aprendido la lección. Tienen el mensaje y los argumentos. Dicen que los ecologistas empezaron la "guerra", pero ellos se encargarán de terminarla. Solo les recuerdo que la confianza se pierde con un mero suspiro (radiactivo). A la ciudadanía se le dan sus dosis de miedo, para que consuma, pero se le pide que confíe en una energía mortal, la energía del futuro. El mañana despierta radiactivo, señoras y señores. Lo han dicho en las noticias.
*Bola extra: Otros que también hacen comunicación y que igualan la "guerra" desmontando las mentiras de la industria nuclear.
lunes, 6 de abril de 2009
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1 comentario:
plas, plas, plas!
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