Larga vida, prosperidad y... ¿suerte?

No busquen rastro de objetividad periodística o crítica en lo que van a leer a continuación. Una servidora de ustedes ha sucumbido como una infante ilusionada a la última superproducción firmada por J. J. Abrams, Star Trek (los pseudo orígenes).

Como estoy enferma y perezosa para relatarles con desmedida efusividad, y en condiciones, lo tremendamente entretenida (y entrañable, y espectacular, y épica, y...) que me ha parecido esta película, les dejo un fragmento (extraído del Metrópolis del pasado viernes) donde se explica, en parte, su efectividad :

Abrams empezó a desarrolllar la idea junto a los guionistas Alex Kurtzman y Roberto Orci (Transformers), con quienes ya había trabajado en Alias y la tercera entrega de Misión: Imposible. "Formamos un buen equipo", explica el director y coproductor. "Por un lado, estaba yo, que soy un fan de la saga de La Guerra de las Galaxias; por otro lado estaba Kurtzman, que no se siente especialmente atraído por este tipo de aventuras de ciencia ficción y, finalmente, estaba Orci, que es un trekkie hasta la médula. Nuestra premisa era escribir una historia que nos gustase a los tres por igual".

Orígenes traumáticos, uniformes apretados, atractivas encarnaciones y guiños constantes. Spock y Kirk germinando. Bones gruñendo as usual. Acción, hormonas y humor ¿Qué más se le puede pedir a una película de ciencia ficción? Una arquitectura de guión competente, viajes en el tiempo y Leonard Nimoy en su metraje. Todavía estoy recuperando la respiración...