lunes, 3 de agosto de 2009

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Un paréntesis. Eso es lo que me pide mi aturdido y blanquecino cuerpo. Resbalón y cuenta nueva. Estos días, antes de la desconexión, he subido al metro. Ida y vuelta. He mirado las caras cansadas y me he visto en demasiadas. Necesito recordar cómo sonreir a los extraños. Hago las maletas (de madrugada) y huyo con un duende. Lejos. Estaré de vuelta en breve. Siéntanse como en su casa.

3 comentarios:

Tapion dijo...

Felices vacaciones, pasadlo bien, e iremos al parque cuando regreseis..
cuidame al mendrugo y que el te cuide a ti..Un besazo.

Comtessa d´Angeville dijo...

Con los paréntesis tenga cuidado que una acaba por cogerles el gusto y los alarga demasiado.

Duckland dijo...

Me acomodo en tu sillón al otro lado de la mesa del té con pastas, esperando que el Sombrerero me entretenga lo suficiente como para no echarte de menos (al menos, no mucho). Hello, Stranger. En esas estamos. Yo ya veo que no lo conseguiré -como cada año-.

Siempre nos quedará Isla Paraíso.

Un beso, diva.