jueves, 1 de octubre de 2009

Tempus fugit


"Ay, qué lástima que ya no hagan mezcal Los Suicidas, qué lástima que pase el tiempo, ¿verdad?, qué lástima que nos muramos y que nos hagamos viejos y que las cosas buenas se vayan alejando de nosotros al galope."

La Capitana da la bienvenida con esta certera cita en su casa virtual. Las palabras que me faltaban las pone Bolaño. Porque el vacío lo tengo. Irónico. Me siento más hueca que nunca, pero no ligera. La semana pasada me acompañó Belén Gopegui en esto de transitar, que es como caminar los mapas desde la mesa del comedor, pero corriendo el riesgo de perderte si haces memoria. Recuerdos. Desde este presente continuo que los embellece o convierte en amargos. Las canciones ayudan. Me decía la filósofa de la isla que sabía de que dolor le hablaba. Se me escapa, otra vez, se me escurre, como en un delirio sinestésico donde el color rojo no es como lo recuerdas sino que huele a noche de domingo, a sintonías de madrugada, a comics viejos apilados en cajas. Espejismos. Solo la luna acompaña a la paseante aterciopelada en el cuadro de Delvaux. Soledad se llama. La obra, la protagonista. Camino del punto de fuga. El origen. Allí, a lo lejos. Algún día iré a por él, sin mapas. Descalza.

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