jueves, 12 de noviembre de 2009

Enjoy the silence

La noche, no sé por qué, te arranca la verdad de las manos. Debe ser el insomnio, me digo. Debe ser el sueño acumulándose en mis párpados, ese sueño que no llega pero lo intuyes tras de ti, por donde te doblas, empujándote hacia el monitor; la pantalla como lámpara te dice que es tarde, que no llegas, que has perdido dos horas de sueño(s). Y no paro de escuchar con enfermiza dedicación - canciones tristes, coches pasar, el camión de la basura, una mujer que grita, mi estómago vacío -. Las primeras notas y un silbido. He perdido un botón. Rojo, como las uñas de mis pies. Y me ha preguntado mi nombre un señor vestido de verde. He sonreido porque me ha confundido con una Alicia que, según él, se me parece. Caer por el agujero de gusano no es tan fácil por las tardes, pero las madrugadas solo tienen silencio, recuerdos retumbando y canciones de hace tiempo. O rancheras. Así me es más fácil ponerlo todo patas arriba, pensar en mis deudas y recortar vocales del suplemento del domingo. Tijeras y pegamento, inseparables compañeros de cama. Y burbujas, por la ventana, que desaparecen al tocar el asfalto. Ablandarlo o no, como con aquella pasta de dientes, será algo que decidir mañana, cuando las luces se apaguen y el ruido del tráfico despeje las pesadillas.

4 comentarios:

Samu dijo...

Debe ser el sueño acumulándose en mis párpados, ese sueño que no llega pero lo intuyes tras de ti

No; soy yo roncando al ladito...
:DDDDD

Elisa McCausland dijo...

Por qué me da a mi que no es eso :P

Markitos dijo...

¡¡¡PELEA DE ALMOHADAS!!!

Markitos dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.