No sé qué ocurre, pero la oscuridad de noviembre parece haber contagiado al mes de las luces de colores en la noche; este mes que es todo hipocresía, buenas intenciones y anuncios del Toys r´us se me escapa. Creo vivir un día por delante ¿Hoy no era siete? He caminado para coger el autobús que algunos domingos me deja en el norte, mi norte. Ocurre cuando me desoriento, cuando el peso de los días se hace bola, en mi pecho, y me impide respirar. Viajo al norte, en busca del calor de la leña y el frío de la sierra. Los recuerdos se encienden entonces, como bombillas rojas, bombillas verdes. Verdadero o falso. Qué mas da.
Y hacía sol esta mañana. Uno de los caminantes que me he cruzado ha recibido los rayos de cara y con las palmas abiertas. Un gesto casual y bello en medio de gente con bolsas de la compra, gente comprando lotería, gente caminando porque sí. Un momento de instantánea, pero hace tiempo que no salgo armada a caminar. La paseante solo graba en su memoria y, a veces, lo deja caer para darle forma. Porque hay momentos que queman, sí, pero también hay instantes que cobran sentido después, cuando la ficción los convierte en misterio.
domingo, 6 de diciembre de 2009
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2 comentarios:
Hoy la sierra se parecía más a Londres... qué niebla!
Por aquí llueve... llegó el otoño ;)
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