domingo, 30 de septiembre de 2007

En el país de las niñas perdidas...

Me preguntaba si las niñas perdidas saben que hay que crecer. Y me siento zombie en este laberinto urbano. Los días de sol los aprovecho para pisar el césped de El Retiro. Soñé hace unos días con la Casa de Fieras, pero ya no está donde recordaba. En realidad nunca estuvo allí. He dejado de comprar algunos tebeos. Tengo un par de ideas a medio hacer y las deudas crepitan en mi memoria. Y reúno fuerzas, muchas, porque comienzo el nuevo curso con siete lápices de colores. Temo que el paisaje que surja de ellos me sea aun más extraño que estas calles de alquitrán vestidas de ocres y chicles. Pero toca caminar, en zig zag, para no resbalar...

2 comentarios:

alejandro dijo...

Querida Pequeña, reúne usted una exquisita combinación de sabores, imágenes que viajan, desde las filias más preciadas hasta sorprendentes destellos de la máxima dulzura, inocencia infantil. Su melancolía cruza, sin embargo, toda su obra, con un delicado dramatismo que conmueve. Me conmueve.
Felicidades en su cumpleaños, aunque sea a destiempo.

Gacela dijo...

Caminar, siempre caminar, aun sin saber hacia dónde, aun sin saber por qué... pero no sentarse en las sillas que hay a la orilla del camino, siempre invitando a descansar. Caminar, siempre caminar...