Nuestro encuentro me causó un honda impresión, porque la imagen que apareció ante mí era una sombra tangible de lo perecedero, sin el momento del encuentro.. su singular entereza, su optimismo, su serenidad, desafiaba la desgracia de la humillación, del quebranto. En su serenidad no había rastro de rencor.. esa extraña calma, a través de sus ojos, reflejaba un apacible rayo de lucidez interior. Desde el primer encuentro, usted acertó en dar con el tono exacto, que me infundió la tranquilidad de estar hablando con una persona plenamente consciente de su destino, y dispuesta a afrontarlo. Su sencilla y sobria humanidad, me hizo intuir que debía respetar su soledad.
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Nuestro encuentro me causó un honda impresión, porque la imagen que apareció ante mí era una sombra tangible de lo perecedero, sin el momento del encuentro.. su singular entereza, su optimismo, su serenidad, desafiaba la desgracia de la humillación, del quebranto. En su serenidad no había rastro de rencor.. esa extraña calma, a través de sus ojos, reflejaba un apacible rayo de lucidez interior.
Desde el primer encuentro, usted acertó en dar con el tono exacto, que me infundió la tranquilidad de estar hablando con una persona plenamente consciente de su destino, y dispuesta a afrontarlo. Su sencilla y sobria humanidad, me hizo intuir que debía respetar su soledad.
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