viernes, 20 de marzo de 2009

Futura, la moderna promethea

"La misoginia no se inventó en el XVIII, pero sí encontró un extraño aliado en la ciencia. La incorporación de la mujer al trabajo, los cada vez más populares clubs para señoras y los primeros movimientos feministas estaban cambiando el papel de las damas - hasta ahora, esposas, madres y abuelas - tan rápidamente que sus padres y maridos no sabían por dónde cogerlas.
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Políticamente, las mujeres van de mal en peor. La miseria de la clase obrera desplazada por las máquinas lleva a los hombres a los bares a sus mujeres al callejón, donde se multiplican las prostitutas y las enfermedades venéreas. Científicos y filósofos con cierta reputación publican estudios que demuestran que la mujer es poco más que una garrapata, prácticamente retrasada, histérica (poseída por las pasiones más elementales), vampírica (usurpadora de la energía vital y creativa del hombre), vehículo de podredumbre, estupidez y enfermedades y, en muchos casos, criminal.
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Los escritores, pintores y músicos decadentistas invocana las fatales de la mitología y la segunda mitad del XIX se llena de medusas, salomés, fornicadoras de serpientes y aliadas de Satán, así como de prostitutas y descerebradas que arrastran a los mejores al abismo de la carne y la perdición.
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La andreida de Metrópolis, la novela de Thea von Harbou llevada al cine por su marido Fritz Lang, le debe mucho a sus complacientes primas, pero solo en el hardware. Si aquellas estaban fabricadas para sustituir a la mujer imperfecta y erradicar sus peligros, Futura es su reverso oscuro, el vehículo de la venganza de un científico que enloqueció por amor. En ella se reúnen todas las fatales célebres; como Ligeia, es una mujer amada que vuelve de la muerte; como las brujas, usurpa la identidad de la virginal María para seducir al protagonista y destruir la ciudad con la ayuda de los hechizados obreros. Como la diosa Discordia, su presencia desalmada destruye todo lo que toca y su presencia gélida engendra pasiones violentas donde quiera que va. Es el arma definitiva, una Helena de metracrilato que reducirá el imperio de las máquinas a cenizas para que se vuelva a reconstruir, esta vez humanizado."

2 comentarios:

Rodrigo dijo...

ay

es tan así?

"Científicos y filósofos con cierta reputación publican estudios que demuestran que la mujer es poco más que una garrapata, prácticamente retrasada, histérica (poseída por las pasiones más elementales), vampírica (usurpadora de la energía vital y creativa del hombre), vehículo de podredumbre, estupidez y enfermedades y, en muchos casos, criminal."

si esto es así, es...

no sé...

doloroso.

Aunque es verdad que es muy del hombre echarle la culpa a cualquiera que no sea él mismo sobre todo lo que va mal. No se puede negar eso... y hasta me atrevo a generalizar: no es sólo cuestión de género. Este salvajismo y búsqueda de chivos expiatorios no proviene sólo de historias como la de Pandora (y mira que los griegos hicieron cosas lindas, pero en esto... estuvieron mal) sino que se extiende a diferencias de credo, de castas sociales, de raza... y de cualquier cosa que sea, o se vea, diferente.

por eso... no sientan que es sólo contra ustedes las mujeres :)

(ahora... en dónde dejé el mando a distancia?... que empieza el fútbol!)

Mordisquitos dijo...

Conversando con gente aquí en Escocia salió el tema peliagudo si acaso no fueron los "serial killers" los primeros feministas de la historia, ya que hasta ese momento se trató a la mujer como una garrapata, como algo que debe ser poseido por el hombre, mientras que el serial killer le concedió el derecho a decicir por sí misma, aunque el no estar de acuerdo con esa decisión le llevara a matarla.

En fin, divagaciones. Espero que llegue el día en que hayamos superado esa etapa.