Estoy hecha (de) pedacitos. Creí que la distancia, el cambio de hora, las madrugadas me ayudarían a componer un relato mejor, pero este verano ha sido tan estomacal, tan puro, tan fuerte que se me hace cuesta arriba el compactarme. Y los años están a la vuelta de la esquina.
Me alegra haber abrasado mis recuerdos infantiles en la costa colombiana y haberme traído de vuelta una maleta repleta de cuentos de fantasmas, nuevos sabores, aromas enterrados en lo más profundo de la memoria y momentos de intensidad variable con personas increíbles, milagrosas, tremendas. La banda sonora se la debo a Lucía. No dejo de escuchar a Totó desde que llegué a Madrid. Reordeno los momentos: como si se trataran de cromos - algunos repetidos, otros difíciles de encontrar - fijo en este imaginario tan improbable como jodidamente familiar los fragmentos de estos últimos días. No quiero olvidar que a mi abuela le encantan las cerezas, que la amatista es su amuleto y que, si por ella fuera, se bañaría en la última fragancia de Christian Dior, de pies a cabeza, todos los días; que mi tía "Cunina" sigue siendo una pintora tremenda, aunque últimamente su vocación permanezca en estado de latencia; y que mi tío, cuando cocina, aplaca su mal genio y habla de Serrat, de la última vez que estuvo en Madrid, del sabor del aceite cuando se mezcla con vinagre balsámico.
Me he sentido en casa, mimada y contrariada, como una niña de doce; pero he recordado lo que es permanecer en un no lugar más tiempo del recetado. No sé vivir en tránsito y eso me asusta. Lo achaco a la falta de costumbre. Ahora estoy cansada, me falta aire. Tengo el sueño (¿los sueños?) desordenado(s). Sentada frente a la pantalla, junto a mi ventana, me fijo en el neón al otro lado de la calle. La televisión suena de fondo. No sé qué cenar.
Querría estar allá...
jueves, 3 de septiembre de 2009
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6 comentarios:
Es lo bueno que tiene los que no hemos tenido vacaciones y no nos hemos ido a ningún lado, no tenemos sindrome post-vacacional.
Lo tenemos todo el año:)
El gazpacho está rico... te pongo un vaso?
:)
ese gazpacho siempre está rico ;)
lo que necesitas ahora es el cariño de los amigos para que se te pase la morriña..
eso es más que probable :)
Probablmente nunca dejaste de estar allí...a la vuelta de mis vacaciones, nos vemos. Besos.
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