El capitalismo contemporáneo opera dando forma a los afectos y deseos de los cuerpos, enmascarado tras un conjunto de ficciones de la modernidad (ideología, sujeto, estado-nación, ciudadanía) elevadas a la categoría de parodia como meras superficies de seducción. Se trata de un nuevo totalitarismo que asimila a los cuerpos en aparatos de consumo mientras camufla su violencia planetaria de forma extraordinariamente efectiva a través de ese mismo aparato de producción afectiva.
Proponemos una fenómeno-genealogía de esos modos de producción a través del paradigma del movimiento y del estudio de las coreografías a través de las cuales tiene lugar la producción de los afectos y deseos como movimiento y potencial. Para renovar el panorama de una crítica productiva proponemos intervenir en varias de las tecnologías constitutivas del pancoreográfico y de las ficciones de la modernidad que constituyen su mascarada y condición de posibilidad, interviniendo al mismo tiempo en categorías normativas fundacionales de la sociedad anatomo-disciplinar, como el género y el sexo, la clase o la raza, la capacidad o la forma.
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