


... con lo bien que te queda el flequillo, Beyoncé.
Llegando al viernes de esta semana intensa, después de haber salvado al superhéroe para salvar el mundo, con las emociones saturadas por todo lo que está por llegar y esperando calentar estos huesines tanto o más que el año pasado. Los rantifusos ya están allí. Yo llego esta tarde, un poco antes de la hora del té. No se lo había contado a ustedes, pero tenemos exposición y estamos muy ilusionados. Nos vemos en unas horas, ya saben, en la zona de fanzines.
Para alguien que se ha criado entre musicales disney y parques de atracciones es casi imposible no sentir amor verdadero por el episodio musical de Buffy Cazavampiros. One more with feeling. ¿Parodia u homenaje? ¿Delicioso pastiche retro o magnética obra maestra? A mi no me pregunten, me puede el sentimiento...


Cortesía de dos caballeros -que me han chivado quién es el autor de estas impresionantes ilustraciones-, con todos ustedes Rogan Josh, alias modHERO.
Cuando la refundación del capitalismo todavía sigue siendo una promesa de la Era Obama, multimillonarios -como Tony Stark- deciden recordarle al mundo que el sistema es válido, pero solo si la ética le acompaña. El futuro está en la inversión en Investigación y Desarrollo, en la tecnología aplicada, en la promesa de un mañana mejor sustentado en el cambio tecnológico. Una promesa heredada del espíritu emprendedor de los sesenta, de ese capitalismo bienintencionado impulsado por la anterior generación.
La Alicia de Tim Burton me recuerda levemente a la de Alan Moore en su Lost Girls. Una chica en vez de una niña; un objeto de deseo y un sujeto en estado de transición -de incómodamente pasivo a liberadoramente activo-. Con ojeras y sin medias ni corsé, la extraña protagonista -en las carnes de una perturbadora novata, Mia Wasikowska- cae por la clásica madriguera para que, guerra mediante y contra todo pronóstico, se le insinúen el antihéroe y el villano. Las reinas -Roja y Blanca- toman posiciones -morales, desde luego, esto es Disney- y sus representaciones, aunque un tanto desdibujadas, siguen perpetuando el cliché de la bruja y la virgen. Pero la lucha fraticida es lo de menos en esta película sobre las apariencias, el deber -de clase- y salirse por la tangente. Lo importante en esta historia está en las motivaciones de la protagonista, que renuncia al submundo delirante y a un romance inesperado por una vida de empresaria. Eso sí que es pegar el estirón.