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viernes, 26 de febrero de 2010
(des)orientación
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miércoles, 24 de febrero de 2010
lunes, 22 de febrero de 2010
La Reina Duende no quiere que la salven
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viernes, 19 de febrero de 2010
Amor y miedo en L.A.
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Aldous Huxley
Desde ‘Expiación’ (Atounment) que no me sentía tan conmovida por una película donde el tiempo y los planos detalle parecen robarle el protagonismo a la historia. Y digo 'parecen' porque la historia, más que diluirse, radica en los momentos dilatados, los mismos que ahogan el presente de sentido gracias a un amor en el que todo es fácil, donde todo se da al instante, esa posibilidad de una isla en mitad del tiempo de la que habla el poema de Houellebecq. Pero ‘Un hombre soltero’ (A single man) no es un cuento de amor, sino una historia romántica -irónica, cruel y tierna- de las de antes, solo que en tiempos de la Guerra Fría. No es casualidad que el conflicto de su protagonista -interpretado de manera soberbia por Colin Firth- se recrudezca por culpa del contexto -envolviéndolo todo, habitando el susurro, pasando desapercibido-. La asfixia del centro es necesaria para que surjan las bolsas de oxígeno de la periferia; es desde el margen que se construye, en estos tiempos de odio, la identidad de las minorías invisibles –peligrosas todas ellas por su potencial de cambio-. Lo que nos lleva de vuelta al miedo de la cita de Huxley. En sus palabras reside el sentido de esta película, por muy manido o cursi que pueda parecer. El Romanticismo que importa, el que invita al movimiento, no ha muerto. Curioso que sea un diseñador -Tom Ford- el que nos lo recuerde.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Ética del individuo en la aldea global
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En el fondo, basta con preguntarse «¿por qué debería yo hacerlo?». «¿Qué bien me hará?» darme cuenta de lo absurdo del mandamiento de amar a mi prójimo «como a mí mismo» (y a cualquier prójimo, por el simple hecho de que esté dentro de nuestro campo de visión y nuestro radio de acción). Si amo a alguien, ese alguien debe merecérselo de algún modo. Se lo merece si se parece a mí en tantos aspectos importantes como para que pueda amarme a mí mismo en él o en ella; aún se lo merece más si me supera tanto en perfección que yo pueda amar en él o en ella el ideal de mi propio yo. «Pero si es un extraño para mí y no puede atraerme con nada que sea valioso o significativo por sí mismo que no haya adquirido yo ya para mi vida emocional, me resultaría muy difícil amarlo».
La exhortación me parece aún más estúpida y, sobre todo, enojosa cuando pienso que, muy a menudo, no puedo encontrar apenas prueba alguna de que el extraño a quien supuestamente he de amar me ama a mí también, o de que, siquiera, me muestra «la más nimia consideración. Cuando le conviene, no duda en hacerme daño, en mofarse de mí, en difamarme y en mostrarme su superior poder». De ahí que Freud se pregunte «¿Qué sentido tiene un precepto enunciado con tanta solemnidad si ni siquiera se puede recomendar su cumplimiento como algo razonable?». Uno se siente tentado a concluir, dice él, contra todo lo que dicta el sentido común, que el de «amar a tu prójimo» es «un mandamiento que, en realidad, se justifica por el hecho mismo de que no hay nada que sea tan contrario a la naturaleza original del hombre».
Mundo Consumo – Zygmunt Bauman
martes, 16 de febrero de 2010
Big Culo Day: Estela
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jueves, 11 de febrero de 2010
martes, 9 de febrero de 2010
No hablamos de lo mismo
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sábado, 6 de febrero de 2010
The Road
Bienvenidos al desierto de lo real. Al miedo proyectado. A la constante tentación. La carne y los condenados. Y la necesidad de que la parábola tenga otra moraleja.
jueves, 4 de febrero de 2010
Las edades del superhéroe
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Me gustaría comprar algo de tiempo. Alguien tendrá que inventar la fórmula. Alguien que piense en que si uno necesita tiempo va y lo compra. Como cualquier otro objeto. Si tenemos necesidad de tiempo y podemos pagarlo, por qué alguien no pone arreglo a esto. Alguien que diga: "Toma, tu tiempo". Tú lo abres, lo consumes y ya tienes cinco minutos más para acabar lo que estabas haciendo, para llegar a tu hora, para tomarte otra última.
Peio H. Riaño - Todo lleva carne
miércoles, 3 de febrero de 2010
Una de cal y otra de arena
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martes, 2 de febrero de 2010
Dirty princess
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If only every song sung
was a literary autopsy
that could speak in tongues
and revelations
Lydia Lunch (fragmento de Autopsy)
Atraviesa, arrebatada, la calle de La Palma. Dice de su pluma que es su espada. De sus letras, solo apunta: cuanto más sucias, mejor. Deletreo y me atraganta su mirada subrayada. Amnesia en mi bolsillo. De sus labios perfilados surge una invitación. Se le escapan cosas bellas de las grandes damas del postporno. Y, con Houellebecq entre las manos, se levanta del sofá.
that could speak in tongues
and revelations
Lydia Lunch (fragmento de Autopsy)
Atraviesa, arrebatada, la calle de La Palma. Dice de su pluma que es su espada. De sus letras, solo apunta: cuanto más sucias, mejor. Deletreo y me atraganta su mirada subrayada. Amnesia en mi bolsillo. De sus labios perfilados surge una invitación. Se le escapan cosas bellas de las grandes damas del postporno. Y, con Houellebecq entre las manos, se levanta del sofá.
lunes, 1 de febrero de 2010
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