domingo, 19 de diciembre de 2010

Seguimos vivas


Fotos de hotel o autorretratos de foto-matón. Auténticas declaraciones de amor. Amor verdadero, o eso me vendes. Se molestaron en registrar la marca, en calcar el sueño, en grabarte en un mismo DVD Dirty Dancing, Ghost y La Princesa Pometida. Auténtico sentimiento. Pirateado.
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No me creo el platonismo de Bastien Vivès, por mucho que desgasten la mirada sus protagonistas masculinos. No me lo creo. No lo quiero. Prefiero la mirada herida de Kiriko Nananan. Porque no hay amor en El amor duele. Solo realidad aumentada, como si le atrajera la arquitectura del deseo y quisiera dejarlo expuesto, desnudo, sobre la mesa de disección. Corazón troceado en viñetas. Listo para sorber.
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El amor de los cuentos solo es posible como consecuencia de la humillación, como consecuencia de la desconfianza, como consecuencia de haber tocado tanto, de haber esperado tanto, de haber amado tanto. Es el corazón de la Liddell el que grita. Hecho papilla. Desde hace más de un año.
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We´re still alive.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

El hijo que duele

Nació el nueve de la tristeza más absoluta. De la ausencia. Del dolor. De volverse todo lágrima cuando el recuerdo asalta el corazón. Con dos pistolas, cargadas ambas de enfermedad, rabia e impotencia. Nacer de la pérdida y ser el noveno de los niños es una putada, pero también es un milagro. Ya solo nos queda cerrar este hueco tan absurdo con palabras, recuerdos y una historia (in)acabada. Hay mucho más en este Rantifuso de lo que pueda parecer. Hiere y quema. Atraviesa y desgarra. A cada uno de sus autores le será difícil olvidar el porqué. No hay catarsis. Hoy lo único que persiste es esta pena irremediable. Y la ilusión de que otros vean las páginas de Rafa terminadas. No se puede pedir más a este otoño tan largo, tan crudo. No se va a dejar arrancar mucho más.

domingo, 21 de noviembre de 2010

La Ciudad de las Damas



Demos las gracias al Señor, mis veneradísimas damas, pues he aquí nuestra Ciudad construida y terminada. Todas vosotras las que amáis la virtud, la gloria y la distinción, seréis recibidas con los más grandes honores. Pues ha sido fundada y construida por todas las mujeres honorables -las de antaño, las de hoy y las de mañana-. Mis queridísimas hermanas, es natural que el corazón humano goce cuando ha triunfado a alguna agresión y ve a sus enemigos confundidos.

(...)

Vosotras tenéis a partir de ahora una causa, queridas amigas, para gozar honestamente sin ofender a Dios ni a los decorosos, mientras contemplamos la perfección de esta nueva Ciudad de la que, si cuidáis, será para vosotras todas -es decir, las mujeres de bien- no sólo un refugio, sino también una muralla para defenderos de vuestros enemigos. Podréis obsevar que toda ella está construida con materiales realmente tan brillantes que podréis contemplaros en ellos, sobre todo en los altos techos del edificio (es decir,en esta última parte)

(...)

Ya que es verdad, queridas amigas, que cuanto más abunda en virtudes una persona, más humilde y dulce es, que pueda esta ciudad incitaros a vivir honorablemente en la virtud y la modestia. Y vosotras, queridas amigas que estáis casadas, nos os indignéis por estar de esta manera sometidas a vuestros maridos, pues no es siempre del interés de la gente ser libres.

(...)

Finalmente vosotras todas, señoras, grandes mujeres, de mediana o humilde condición, sobre todo mantened la guardia y manteneos alerta para defenderos de los enemigos de vuestro honor y de vuestra virtud. Ved, queridas amigas, cómo por todas partes estos hombres os acusan de los peores defectos. Desenmascarad su impostura mediante el brillo de vuestra virtud; haciendo el bien, convenced de la mentira a todos los que os calumnian. Así podréis decir con el salmista: "La iniquidad del malvado recaerá sobre su cabeza"

Rechazad a estos hipócritas embaucadores que intentan arrebataros con sus bellos discursos y con todos los engaños imaginables vuestro bien más preciado, es decir vuestro honor y la excelencia de vuestra reputación. ¡Oh! ¡Huid, señoras, huid de esta pasión loca que exaltan hacia vosotras, huid de ella, por el amor de Dios, huid! Nada bueno puede ocurriros; estad seguras, por el contrario, de que aunque el juego parece placentero, se terminará siempre en vuestro perjuicio.

No os dejéis nunca persuadir de lo contrarios, pues es la estricta verdad. ¡Acordaos, queridas amigas, de cómo estos hombres os acusan de fragilidad, de ligereza y de inconstancia, lo que no les impide desplegar las artimañas más sofisticadas y esforzarse de mil maneras para seduciros y cazaros, como a tantas otras tontas/animales en sus redes! ¡Huid, señoras, huid! Evitad estos vínculos, pues bajo la alegría se esconden los venenos más amargos, de los que provocan a la muerte.

Dignaos, mis muy veneradas damas, a incrementar y multiplicar las habitantes de nuestra Ciudad, buscando la virtud y huyendo del vicio, y gozad en el bien. En cuanto a mi, vuestra servidora, no me olvidéis en vuestras oraciones...


Christine de Pisan, La Cité des Dames (1405, primera edición)
La traducción del francés hay que agradecérsela a la pequeña b.

El otro lado del espejo

jueves, 18 de noviembre de 2010

El loser

«El loser, que tiene que ser un hombre, es una especie de gigoló perezoso, de romántico hacia adentro. El loser mola. Es el fracaso del no presentado, la nominación que nunca gana un oscar, el que no espera un NO o un SÍ de las oficinas, sino sólo un silencio administrativo. No es un perdedor; el loser es una competición con uno mismo, que nunca comienza».

miércoles, 17 de noviembre de 2010

¡Cry, baby!


«El problema que plantea el porno reside en el modo que golpea el ángulo muerto de la razón. Se dirige directamente al centro de las fantasías, sin pasar por la palabra ni por la reflexión. Primero nos empalmamos o nos mojamos, después nos preguntamos por qué –dice–. Muchas personas rechazan que se hable directamente a su propio deseo, que se les fuerce a saber algo de sí mismas que han decidido ignorar o acallar».
Virginie Despentes


«Creo que el centro político de todas las cosas básicas del feminismo está en nuestra sexualidad, porque destapa cosas oscuras, no trabajadas». De ahí el gran equívoco que según ella encierran el llamado porno para mujeres y el alternativo, cuyo discurso viene a decir que si el porno tradicional «no nos gusta es porque no muestra la sexualidad real». «Yo creo que el sexo que tengo en mi casa ya lo tengo en mi casa. Si me interesa un producto pornográfico es porque me lleva más allá de lo que yo voy, me provoca un cuestionamiento. Y si el porno comercial no me interesa es porque trabaja el inconsciente heterosexual y masculino».

lunes, 15 de noviembre de 2010

Interestelar

Niño Guarda y Pequeña Delirio

Viernes...

Hacer las maletas por la mañana, temprano, para coger un tren. Con direcciones de tiendas de cómic en el bolsillo, dos bolígrafos (de los buenos) y medias de colores para un fin de semana interestelar. En Gijón no le tienen miedo al color. Veo verde, veo rojo, veo azul en las fachadas. En LABoral el blanco enmarca imagen y palabra. Caras conocidas, entre ellas, la de Iván, antiguo compañero de facultad que, junto a Lucía y la comisaria Luna, nos enseñan el escenario. Los sofás que emulan cuero me recuerdan una escena de chimenea con escritores a fuego lento.

Laura dice que sus regresos son tristes, y eso se contagia. Querría atrapar en el recuerdo el gusto a caramelos de hotel y guacamole con gambas; los besos a medianoche, el vodka con naranja y las huellas de carmín en el diario virtual. El nudo en el estómago (antes), las ganas de reir (después) y el cuaderno original de Betty Blue entre mis manos. La sonrisa pilla de Kahlo; y el cariño. El estilo de Laia -puro equilibrio-. La estética fría de un paisano. Moda y metal. Y las helvéticas en pantalla (grande).

Fernández & Fernández en escena. Elevemos los índices de amor. Dos rombos, carne en la parrilla, pero el ordenador no arranca. Sasha Grey y Camilo. Raúl Minchinela, Eloy (Fernández-Porta) y Tracy Lords. La conversación queda registrada. No hay salida.


Sábado...

Desayuno un zumo de naranja mentiroso. Caminamos. Camilo mira a los Pelayo y yo miro al frente. Ambos miramos a un lado cuando divisamos, a lo lejos, a una sirena haciendo top less en pleno otoño. Los demás bañistas celebran la osadía de la dama. Buscamos libros, buscamos tebeos. Nos cogen de la mano y nos llevan a la Plaza de la Chincheta. Ironías del destino, terminamos en una franquicia del Señor y gritamos: "Elevemos los índices de fe".

Le hablo a Marta de mi abuela. Ella me habla de la suya. Titanas de otra época. Bebemos sidra y comemos rico. Hace un sol brillante que lo baña todo. Toco la barba más sexy del Encuentro. Y comienza el segundo round. Escolar es todo precisión. Laura pone el sentimiento. Y Minchinela programa su cronómetro. El tiempo vuela. Vigalondo, la bolita y una bañera compartida. Por la noche hará honor al tupé; por la tarde descubro que no reniega de Greg Rucka y que la Wonder Woman guerrera social, de Mark Millar, le fascina. Tones saca los galones. Dillinger convierte a Hemingway en un no muerto. La sala ríe; como ocurriera ayer con Cristóbal y su Fauna Mongola, como pasará hoy con El extraño caso del Dr. Fruela y Mr. Froy.

Claudine y Llopis protagonizan un (re)encuentro bello. Las chicas 2.0 fascinan, ya sea porque nada es inocente, porque el vértigo al nivel del mar promete nudos o porque las abuelas siempre tienen razón. Poppy Blasco y su hombre me preguntan por Batwoman y su némesis carrolliana. Toni Rojas me la descubre a ella. Y Lector Malherido deja el puñal sobre la mesa.

La noche es puro rock & roll. Movimiento de cadera y olor a polvo de talco, sudado. Should I stay or should I go. Por qué elegir, hay patatas para todos.


Domingo...

Luz, más luz. Amígdalas inflamadas. Trenes y aviones. Alvy corre al aeropuerto. Desayunamos en Corinto. Ibra, Luna y la idea de un cómic para Djuna y Amanda. Camino de la estación caemos en la cuenta: los que nos vamos más tarde nos despedimos a medias. Volvemos. María Llopis, vestida de invierno, se pone colorada. El Niño Guarda quiere ver el mar. También vemos el final de la carrera. Conocemos a Aquiles. Alargamos la sobremesa. Qué bien nos trata Gijón.

En el tren. Alberto y nosotros. También el hombre del Valium y las mil y una copas. "No sabía que no se podía mezclar". La película se titula Una mamá en apuros y la protagonista se llama Eliza. Pienso en escribir un post sobre ella. ¿La banda sonora? Nicotine & gravy.


(*) Imágenes del Encuentro, por Laura Rosal.

jueves, 11 de noviembre de 2010

'Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad' en Fan Digital

Cuando la serie Smallville comenzó a emitirse con el cambio de siglo, pocos se aventuraron a pronosticarle la deriva posfeminista light que ha ido desarrollando en estas últimas cuatro temporadas. El punto de inflexión que disparó esta filosofía lo marcó la reaparición en la serie de Lana Lang que, tras fingir su muerte y chantajear a su marido Lex Luthor, conspiraría para robarle al vil magnate su tecnología y equipararse así en poderes al alienígena Kal El.

Esta ruptura del marco no es una novedad en la ficcion televisiva. Joss Whedon ya la desarrolló en su mítica Buffy Cazavampiros, pero lo que sí sorprende es que ocurra en la mitología de un personaje como Superman, cuyas compañeras siempre se habían conformado con un sacrificado segundo plano. No obstante, los tiempos han cambiado; ejemplo de ello son las recientes representaciones de personajes femeninos que, hasta hace bien poco, nadie hubiera imaginado usurpando el lugar del héroe.

Lo que hubiera sido del mundo si ella hubiera llevado las medias es un apunte de Marta Peirano, alias La Petite Claudine, a propósito del personaje de Lois Lane en la versión fílmica de Brian Synger, y una reflexión lúcida sobre cómo la periodista del Daily Planet , "madre soltera y ganadora del Pulitzer con un editorial titulado Por qué el mundo no necesita a Superman", solo tiene que aprender a volar por su cuenta para que el kryptoniano le bese las botas. "Eso sí que sería un giro de tuerca interesante", sentencia en su blog.

Un planteamiento parecido es el abordado en Smallville por el personaje que interpreta Kristin Kreuk. A diferencia de lo expuesto por Grant Morrison en Superman All Star, donde el Hombre de Acero obsequia a Lois Lane con pasar un día entero experimentando sus poderes en carne propia, Lana Lang no espera a que se lo regalen por cumpleaños sino que, cual Prometeo, lo toma como legítimo derecho, propiciando así una relación entre iguales. La heroína, que no lo es por herencia sino por voluntad, se proyecta en el héroe y lo supera. Tal y como ocurre con la Batwoman de Greg Rucka y J.H. Williams, la relación con el héroe sirve de inspiración sin afán derivativo; el fin último de la heroína es la autonomía.

Pero, como las relaciones ideales no están hechas para durar, la perfecta pareja de justicieros de Smallville quedará reducida a mera anécdota por culpa del deber y un Luthor vengativo que la llevará a convertirse en la chica kryptonita. A partir de este momento, las relaciones entre personajes femeninos y masculinos comenzarán a caminar por unos derroteros, cuanto menos, interesantes, siendo la supuesta villana, Tess Mercer, el definitvo hallazgo de la serie. Implacable, fría y turbulenta, la sucesora de Luthor juega con fuego y no tiene miedo a quemarse. Cierto es que el elenco de guionistas le construyó un pasado traumático para justificar sus acciones, pero no termina de quedar claro si esa es otra de las muchas cortinas de humo de Tess o el origen de su ambigüedad moral.

>> Este es el comienzo del reportaje "Heroínas de carne, hueso y férrea voluntad" que podéis encontrar en el número de otoño de Fan Digital. También hallaréis reseñas de cómic, entrevistas, cine, música y críticas firmadas por gente de bien.

martes, 9 de noviembre de 2010

Avatar

Mi querida -e hiperactiva- Mireia Pérez me ha regalado una máscara nueva y una cabecera delirante, preludio de algunos cambios que se avecinan en este blog. Noviembre es un mes de frío y castañas asadas, y el comienzo de la temporada invernal de salones de cómic. Servidora se siente agradecida y emocionada; solo les puedo pedir que se mantengan a la espera, se avecinan curvas.

lunes, 8 de noviembre de 2010

De domicilio privado en domicilio privado

Después de ciertas experiencias he llegado a una desconfianza total. Me he fiado de gente equivocada. También he vivido un cierto desprendimiento con el compromiso de la idea de lo humano. Era algo que se imponía. He trabajado con la indignación frente a la injusticia, pero hay un momento en el que empiezas a desconfiar de lo que te rodea. Te aíslas. La gran consecuencia de la desconfianza es perder el vínculo con la idea colectiva. Unamuno hablaba de que somos carne y hueso en contraposición a la humanidad. No creía en los grandes compromisos. En ese proceso estoy. No en hacer compatibles intereses particulares con los universales. Hay un desgarro. Desconfías del hombre y crees que no puede existir nada, ningún orden capaz de controlar su mezquindad. Cuando te ocurre eso, como dice Houellebecq, vas de domicilio privado en domicilio privado.

El capital es masculino

Traje y corbata, el uniforme de los nuevos viejos tiempos. En la foto de familia falta la legítima heredera del infame tiburón de Wall Street, Gordon Gekko, la periodista -y pelirroja- Winnie Gekko. ¿Un lapsus de Oliver Stone? El director de "Nixon" dice ser crítico con el sistema, con la política económica de su país, Estados Unidos, y con esa tendencia a la avaricia latente en todos los tristes mortales; no obstante, en "Wall Street: el dinero nunca duerme" da la impresión de defender un patriarcado rancio y testosterónico, donde lo femenino funciona como tope moral, al principio, y como legitimador de todo el perverso entramado, hacia el final, embarazo mediante. La guinda de género la pone el personaje interpretado por Susan Sarandon, antigua enfermera y madre del broker Lebouf que, por culpa de la crisis, tiene que dejar el lucrativo negocio de especuladora inmobiliaria para volver a una profesión que, tal y como le recuerda su hijo, se centra en "ayudar a la gente". Lecciones de moral de la boca de un depredador con el beneplácito de la sección femenina, tan cómodas en su rol tradicional de escuchantes, cuidadoras y dadoras de vida para que la élite se mantenga que duele.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Capitalismo gore y su devenir snuff

"Llegamos a casa y yo no puedo deshacerme de ese estremecimiento que para todo ser humano debería provocar el adáver de otro. Ese muerto me saca de mi espectralizada y cómoda visión de la muerte, me arranca de las lógicas mediáticas que nos muestran que lo malo siempre les pasa a los Otros. Me hace caer en la cuenta de que yo soy los Otros, sin ningún tipo de atisbo humanista, buenrollismo o de diletantismo solidario. Es decir, ese muerto me reafirma de que estoy atravesada de forma irrevocable por el género, la raza, la clase y la distribución geopolítica de la vulnerabilidad. Ese muerto me dice que yo también soy responsable de su desmembramiento, que mi pasividad como ciudadana cristaliza en esa impunidad. Ese muerto y la mirada sin miedo de mi hermana me dicen que debo hacer algo con ELLO, porque sino ESO, hará algo conmigo. This is the very beginning".

Sayak Valencia ha escrito Capitalismo Gore y en ¿Quieres hacer el favor de leer esto, por favor? habla de su libro, del transfeminismo, de la Liddell y de Machete, entre otros temas. Click to play!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Doble rasero

Una cosa es sacar las cosas de madre y otra muy distinta es lo que mi amiga Cris explica con aplastante lucidez:

Hoy me he encontrado este cartel en varias paradas de bus de una nueva comedia americana. Ella, perfecta, rodeada por una aureola de insultos tales como "zorra" o "salidorra". ¿Soy la única a la que le parece vergonzoso que nos metan con calzador el absurdo de la "reputación" y, más horrible aún, que ésta se vea "arruinada" por una posible relación sexual?

¡Que el sexo es bueno señoras y señores!

martes, 2 de noviembre de 2010

La psicóloga y el pistolero

La primera vez que vi Instinto Básico debió de ser a una edad temprana. Recuerdo que el VHS grabado del Plus me lo pasó una buena amiga que gustaba de historias intensas. Puede que no tuviéramos los doce, o tal vez sí; menores corrompidos por menores, todo un género de amistad. Este puente de Todos los Santos he vuelto a ella, a su testosterona desmedida, a su juego de espejos y a esa escalada de adicciones propiciada por la hipnótica Sharon Stone/ Catherine Tramell. Inquietante, seductora, segura de sí misma; una hábil manipuladora, con el psicoanálisis de su parte, que plantea su estrategia desde la coartada perfecta: el crimen es el libro. En el polo opuesto tenemos a la psicóloga Beth Garner/ Jeanne Tripplehorn adoptando una actitud sumisa e institucional ante su competidora, entre otras razones de peso, porque ella ya estuvo bajo los efectos magnéticos de su rubia compañera de facultad. Y basculando entre ambas, Michael Douglas/ Nick Curran, el inspector de policía que, más que conquistar, cree competir con la maestra de ceremonias que es Tramell -lo que me recuerda a Goldeneye y Famke Jensen en las carnes de Xenia Zaragevna Onatopp-.

Entre sus muy interesantes aspectos, destacaría el uso que Paul Verhoeven le da a los espacios que legitiman los roles sexuales. Nick Curran es un personaje heteronormativo que se siente profundamente atraído por la ruptura que supone todo lo relacionado con Tramell: desde las drogas hasta la excitante posibilidad de acabar asesinado y lo que, desde mi punto de vista, es más importante, la relación lésbica entre ésta y Roxy, un contrato que Curran se apresura a codificar en términos a los que él se puede enfrentar, llegando a considerar a la amante de Tramell alguien con quien poder tratar “de hombre a hombre”. En contraposición tenemos a Gus, el amigo de toda la vida de Curran que, para relajarse, busca los muy masculinos bares que emulan el ambiente del Lejano Oeste. “Solo soy un vaquero de ciudad que intenta no caerse de la silla”, dice el fiel compañero en la cafetería de turno con música country de fondo. Sin embargo, es en la discoteca donde Catherine Tramell despliega sus juguetonas dotes de seducción: El baño de caballeros como lugar de reunión, tanto de hombres como de mujeres, sin orden ni concierto. La ironía última está en el hecho de que Nick Curran se vea reafirmado en su masculinidad haciendo un uso desmedido de la violencia y que el personaje de la Stone utilice esa misma masculinidad, solo que en su terreno; la rubia maquiavélica, empoderada y letal, es una autora -del libro, del crimen, del personaje Nick Curran- total.

En ese mismo año, otra rubia (Rebeca de Mornay) entró en competición, cual fuerza de la naturaleza, en el apartado de psicópatas magnéticas aunque, esta sí, con una motivación cristalina: la venganza -por una maternidad frustrada, nada menos-. Curtis Hanson le da razones a su protagonista, pero ésta no termina saliéndose con la suya, mientras que Verhoeven construye una auténtica psicópata en sintonía con los tiempos del consumo -de los cuerpos, de las emociones, de las apetencias-; la encarnación femenina de un verdadero Rolo Tomasi capaz de hacer reventar el mito con una segunda parte criminal.

domingo, 24 de octubre de 2010

El día de la Mujer Maravilla

Domingo casero en el que me acuerdo, por los pelos, de que este es el día en el que dibujantes -profesionales y no tan profesionales- se vuelcan por una buena causa retratando a la Mujer Maravilla. La aportación que les dejo es de los orígenes, encontrada gracias a Lector Constante; en la imagen Harry G. Peter (dibujante) y William Moulton Marston (creador) diseñan, mano a mano, a la heroína. Un documento histórico digno de la pared de un museo.

martes, 19 de octubre de 2010

La heroína eclipsada

Uno de los grandes méritos de Machete, segun el crítico Jaime Pena, es "su capacidad para introducir una crítica inmediata a las leyes anti-inmigración promovidas por Jan Brewer, el gobernador de Arizona. Cine de género y cine político alcanzan así una simbiosis como no se había visto desde algunos títulos de John Carpenter y George A. Romero. No se quedan ahí Rodríguez y su codirector -el montador Ethan Maniquis- y su propuesta va mucho más allá, invitando casi a la insurrección mexicana y la reconquista de Texas".

Hasta aquí la lectura política, tan potente -y poco reseñada- como la sangre que salpica la pantalla. Entusiasmante y necesario, desde luego, sobre todo en estos tiempos de corrección y buenas maneras. Pero, sin quitarle mérito al contexto macarra y subversivo, lo que más me ha emocionado de esta película es el potencial del verdadero mito que clama por un título propio: Shé. Robert Rodríguez mantiene en esta cinta su gusto por las mujeres asimétricas pero, a diferencia de Planet Terror, el personaje interpretado por Michelle Rodríguez no tiene que nacer, como le ocurre a Cherry Darling (Rose McGowan); ella ya es una (super)heroína del pueblo, una ejecutora en la sombra, un mito viviente -no como Machete, cuyo potencial heroico depende de su eclosión vía mass media-.

Estos Conan y Red Sonja del nuevo milenio se igualan en escena, ya sea en la cama o en la lucha. La duda me asalta hacia el final, cuando la heroína, a pesar de su entrada triunfal, se subordina al protagonista y se conforma con el rol de secundaria carismática; por no hablar del personaje de Jessica Alba, adorno naif absurdamente fetichizado con incómodos tacones de aguja y fantasía policiaca porno soft. Un gran carnaval de la carne éste, donde las secuestradas alérgicas a la ropa no son víctimas sino verdugos y Lindsay Lohan se ríe de su reflejo. Obligatoria y adictiva. "Esa película que Tarantino siempre nos quiere vender", dice Pena, pero que, hasta ahora, solo ha firmado su amigo Rodríguez.

Poner presencia donde hay ausencia

Alicia viaja a Ítaca en un barco de papel. No hay País de las Maravillas ni conejo blanco. Solo un océano que cruzar, un año de tratamiento y un tatuaje nuevo. La obra de Isabel Franc y Susana Martín pone «presencia donde hay ausencia», en todos los sentidos. El relato que construyen estas dos mujeres parte de la experiencia de la guionista y periodista Franc, cuya mirada sorprende por el humor y el pragmatismo con el que aborda una enfermedad tabú para muchos y muchas, el cáncer de mama. Con la impresión de que la obra de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas, subyace en este cómic, las autoras recrean en esta novela gráfica un universo simbólico cálido y cotidiano, cuyo propósito desmitificador cala (hasta el hueso) e ilumina. La protagonista de esta historia no solo huye del «plus de dolor» metafórico, sino que invita a mirar su cicatriz sin por ello hacer sentir incómodo al que se asoma, toda una lección de resignificación estética que merece ser difundida y replicada. Pero, si algo me ha emocionado, además de la línea amable del dibujo y el increíble catálogo de gestos de protagonistas y secundarias, es el retrato de las redes de amistad y la absoluta determinación de la protagonista, una auténtica (súper)heroína.

(*) Reseña aparecida en la edición veraniega de la revista Fan Digital.

domingo, 17 de octubre de 2010

W is for Wonder Woman

Termina esta semana fatal con este descubrimiento alfabético (vía tumblr) cuyo autor es Stanley Chow, responsable de imágenes como esta o esta otra. También llega a mis orejas una feliz noticia: David E. Kelley se encargará del guión de la nueva serie que prepara Warner y que tendrá como protagonista a la Mujer Maravilla. Y, como no hay dos sin tres, el Tío Berni deja en mi correo esta pequeña maravilla, firmada por Lucy Knisley. Wonder days!

viernes, 15 de octubre de 2010

Ser como una "guerra nuclear"

Dorothy sueña con ser ama de casa, pero ya no tiene para quién serlo. Hace de ama de casa unos días para cualquiera que pase por allí. Se casa en medio de las borracheras y luego tiene problemas con el alcalde cuando va a tramitar sus divorcios. Son los largos largos años cuarenta, primero los años de la guerra, las mujeres en las fábricas y luego plástico irreal de curvas exactas y rizos y vestidos por las rodillas para las niñas. Daddy knows best en los nuevos aparatos de televisión de todo el mundo, planes de posguerra, felicidad de posguerra. Dorothy gira y gira en distintos taburetes de bar y fuma cigarrillos de paz y discute de mentira, con esa forma suya inoportuna y obstinada. La bomba atómica ha caído sobre Nagasaki e Hiroshima, cien mil muertos carbonizados, el presidente ha hablado en los televisores de todos. Dorothy no tiene ni televisor ni autoestima, ella ama al presidente y la Casa Blanca tanto que casi se le saltan las lágrimas. Y sigue sacándole punta a todo y dando lecciones sobre nada en los bares, hasta que la echan, va a casa tambaleándose en zigzag a través del desierto con el bolso lleno de ceniceros y copas de cerveza robada.

Sara Stridsberg en Escuela de Sueños

jueves, 14 de octubre de 2010

El poder no se pide (o eso pensaba Valerie Solanas)

Las leyes dicen que la igualdad es norma, pero indicadores -como esta endiablada crisis- nos recuerdan que la norma no es normal, aún no. Mientras en Occidente la paranoia es el termómetro, en otros contextos menos amables, como el afgano, vestirse de hombre no es tan solo un simulacro: es la fórmula más segura para que las niñas sobrevivan. "Se ha restablecido el derecho a la educación y la asistencia sanitaria pero la posibilidad de que una mujer pueda ir a la escuela, a la universidad o al médico depende de la voluntad del padre, el hermano o el marido" recuerdan en esta escalofriante noticia. El temblor por la columna no se debe tanto al hecho de que algunas familias vistan a sus hijas como niños para evitar que las agredan, como al mensaje implícito de esas decisiones. No se trata del sexo con el que naces, sino del valor que le das a cada construcción de género -ser hombre es lo deseable, ellos tienen más espacio para jugar-. Como ya sentenciara Angélica Liddell a propósito de nuestro propio escenario, «en un país en el que se asesinan más de 100 mujeres al año es inevitable que la mujer se reconvierta en hecho-político».

lunes, 11 de octubre de 2010

El porqué de tanto silencio

Un viaje puede hacerse abrazado al mapa, mirando por la ventana o a través de una cámara. Los sentidos saturados mientras caminamos por el laberíntico bazar de Aleppo o contrariada por cubrir todo el cuerpo con un vestido prestado para poder entrar en la Mezquita Omeya de la ciudad. Sin intención de juzgar, pero sintiéndote observada por llevar suelta la cabellera o muy cortos los pantalones. Laica y democrática, en teoría. Socialista y, sí, dictatorial. Siria está orgullosa de sus dulces, de sus impresionantes yacimientos arqueológicos, de ser la cuna del cristianismo y de haber dado a luz el primer alfabeto en la enigmática Ugarit. Abierta y porosa, acoge a todos los desplazados por los conflictos bélicos que la rodean. Sus hombres poco tienen que ver con los clichés semitas de las producciones yankis. Sus mujeres, envueltas en velos y burkas, devuelven a las visitantes a un tiempo donde lo público -política, religión- les pertenecía a ellos y lo privado -hogar y familia- a ellas.

Cielos azul eléctrico, tejados repletos de parabólicas y edificios de piedra de tres o cuatro alturas componen el mapa de la calurosa Aleppo. Las llamadas a la oración desde las mezquitas de minaretes fosforescentes, los taxistas que te ponen a Shakira en su radio o el contraste entre las cabezas cubiertas de ellas y los puestos de ropa interior -más que picante- del zoco. Jabones y pañuelos de seda. Especias, orfebres y jabones. Unos cuantos kilómetros de bazar y a comer. Mutabal, hummus y baba-ghanoush. Con el bolígrafo en mano, marco el camino hasta Latakia. Llegamos de madrugada. Pies en la playa, Ugarit y comida en Kassab. Bob Esponja es tendencia, pero no lo contrastaremos hasta llegar a Damasco y sus interminables bazares. Paramos junto a la carretera, donde una familia se baña. Se dejan fotografiar por unos periodistas que no entienden, pero que escuchan con atención. Con la guía en las manos, veo que el Castillo de Saladino tiene una estrella en el mapa, también el llamado Crac de los Caballeros. Castillos de arena y mesas redondas en recónditos lugares. Perfectamente conservados, como la ilusión del que jugaba a salvar a la princesa de su torreón.

Ya de camino a Palmira, vemos beduinos con sus rebaños acampando en el desierto. Llegamos y el atardecer en este antiguo oasis sobrecoge más aún de lo que prometen en las guías. El Templo de Bel a la derecha y lo que queda de la columnata de entrada al Palacio de Zenobia al frente. Me preguntaron por el color de Siria y se me antojó gris, como sus tejados; pero su desierto lo recuerdo dorado, brillante y traicionero. Sin líneas. Repleto de cafés Bagdad según te aproximas a Damasco, la ciudad más antigua jamás abandonada. Guardo en un cajón aparte al “superhéroe” San Jorge librando a los mortales del célebre dragón en las paredes de su monasterio, a la heroína Santa Tecla, cuyo restos residen en la coqueta Maalula, y las hazañas de la arrogante y magnífica reina Zenobia de Palmira. Son cuentos que persisten y emocionan; la herencia de una cultura bella y extraña que se está abriendo a occidente por necesidad.

Como viajar a la luna para bailar con selenitas, pero dejando el motor en marcha. Un regusto extraterrestre en mi paladar y la sospecha de no estar preparada para encontrar máscaras en vez de espejos. Esto y los dulces de la tierra, mi suculento botín de viaje. De vuelta a la rutina y con un año más.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Equinoccio

Como dos emperatrices de un tarot gemelo, Batgirl y Wonder Woman se preparan para una noche de fiesta. A ambas las he encontrado en Entrecomics. El responsable de estos retratos se llama Alex Gross.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cameron ¿postfeminista?

Blancanieves y la Bella Durmiente despertaban tras un casto beso para, después, pasar por el altar. Las heroínas de James Cameron, tras el único coito del metraje, se transforman. Abren los ojos a un nuevo mundo. Pero dejar atrás un pasado de sumisión tiene un precio. Que se lo digan a Michael Biehn y Di Caprio, catalizadores del cambio además de bellos cadáveres.

Hera, Afrodita y Atenea


"Figura maternal universal". La madre del mundo proviene de una maravillosa isla plagada de mujeres. Irónico. Alan Moore prefirió que Promethea fuera el reset de la existencia. A Wonder Woman le pesa la mitología y creo que el principal culpable de ello es George Perez. Morston, su creador, la quería para otra cosa: el futuro como matriarcado. Pero el cuerpo se quedó huérfano. Diana necesita algo más que un uniforme nuevo.

martes, 14 de septiembre de 2010

Explicar lo que siento


"Creo que las canciones son una especie de bombas que explotan ordenadamente. Bombas a pequeña escala, como romper cosas pero no por frustración; no romper cualquier cosa y de cualquier manera, sino romper puertas cerradas que deberían estar abiertas, recuerdos que no merecen existir, días sin actitud"

Deseo de ser punk - Belén Gopegui


Puede que The Runaways sea un biopic descafeinado, un simulacro de rebelión. No voy a discutirlo. ¿Se podría haber hecho mejor? Seguramente, pero en esta película hay rastros esenciales, historia resucitada de un grupo que removió la escena rockera de los setenta para que otras pudieran cantar letras sucias y peleonas. La cosa va de permisos, como siempre. Qué importa que todas confesemos estar más rotas que la Mariquita Pérez de nuestras abuelas si nos sigue dando miedo abrir las piernas para hacerle sitio a la guitarra. Esta dicotomía fatal, la de la puta y la tierna, la encarnan en la película Dakota Fanning y Kristen Stewart en las pieles de Cherrie Currie y Joan Jett. ¿Mascarada o transustantación? Qué más da!

Currie es maravillosa superficie y delirio desbordado; ladra canciones de chicos, pero preferiría quitarse el maquillaje para darle un beso a Don McLean. Joan Jett es otra cosa. Sus letras hablan de amar y odiar. Sin condiciones. Su música no pide permiso. Ella no parece, sino que es una ejecutora. Los chicos no le importan, solo quiere sus juguetes. Es una diosa en el escenario. Altiva. Perfecta. Y logra explicar lo que siente. Como Amanda Palmer cuando golpea su órgano con las pinturas de guerra recién estrenadas. O como cuando Angélica Liddell bebe cerveza en escena mientras escupe rancheras. Extremas y entregadas. Así me gustan ellas. Borrachas de Verdad. Repletas de sentido. Purple Rhinestone Eagle. CocoRosie. Delirio y Delicia como una sola. Reconciliadas. Eternas. Sin domesticar.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Todo sigue igual

Madrugar. Ese dolor de espalda. Otra vez. Tengo que dormir más. Pero me ducho. Una zombi bajo agua. 30 grados. Ni más, ni menos. Toalla, polvos de talco y maquillaje antiojeras. Ya vestida, miro de reojo, cojo las llaves y cierro con cuidado. En el metro no hay sonrisas. Silencio. Sin ganas de juegos subterráneos. En el primer vagón alguien farfulla. La chica del maletín tararea. Alonso Martínez. El tren se llena. Mi parada. Salgo y huele a otoño. Pienso en comprar un periódico, pero el kiosko ha cerrado. Por vacaciones. El señor del perro que pide en la esquina sigue en su sitio. También el hombre que lee en el banco que hay junto al buzón. No encuentro las llaves. ¿Todo sigue igual? No todo. Una imagen vale más que mil palabras. Berlín me espera. Maybe someday.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Los pecados del padre

“Cuando ves algo que es técnicamente agradable, sigues adelante y lo completas, y solo discutes qué hacer con ello cuando ya has obtenido un triunfo técnico. Así sucedió con la bomba atómica”
J. Robert Oppenheimer


Imagínense a una niña de unos nueve o diez años con problemas para conciliar el sueño, una niña que acostumbraba a quedarse agazapada en las escaleras cuando sus padres la mandaban a dormir. Recuerdo que una de esas veces en las que apuraba el tiempo delante del televisor antes de irme a la cama, me dejaron trasnochar viendo una película de animación, Cuando el viento sopla. Esta inquietante obra jugaba con la hipótesis de una III Guerra Mundial y sus consecuencias, pero desde la ingenua perspectiva de un matrimonio que vive en el campo. Ocurren cosas curiosas con los recuerdos de cuando eras niña. En mi caso este relato -delicado, lento, terrible- ayudó a aflorar un visceral escepticismo hacia todo lo que sonara “atómico” o “nuclear”.
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Una de las lecturas de estas vacaciones ha sido el primer volumen de la nueva serie de Terry Moore, Echo. La cita de Oppenheimer la he extraído del capítulo primero del segundo libro, entre otras cosas, porque me recuerda a aquello que decía Ian Malcom en Parque Jurásico de que “estaban tan preocupados en saber si podían que no se pararon a pensar en si debían” hacerlo. Moore recupera la paranoia científica y le da una vuelta de tuerca un poco a lo Terminator, pero sin ciborgs ni viajes en el tiempo; eso sí, preserva la crítica a la soberbia científica y su coartada amoral, las mismas cuyas consecuencias pusieron en guardia a muchos escritores de ciencia ficción de mediados del siglo XX.
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Y, aunque el dilema ético me sigue pareciendo capital, es el relato de los supervivientes lo que me (re)mueve. La ficción teñida de dolorosa realidad. El fantasma de los 'hibakusha' sobrevolando las conciencias de los legítimos herederos del planeta. Fumiyo Kouno lo cuenta con crudeza y respeto en La ciudad al atardecer y El país de los cerezos, dos historias de dibujo amable, limpio, tierno -como también ocurre en la película Cuando el viento sopla- y, precisamente por ello, desgarradoras, tristes, necesarias. Lo blando hiere más porque no tiene aristas a las que agarrarse. Esto también se debe a su maravilloso poder de convocatoria. Al contar el cuento o leer el cómic, la niña se manifiesta, pero no llora. Está enfadada. Si le hubieran preguntado por el futuro en los noventa, tras Chernóbil, hubiera apostado por otro presente, uno más brillante y responsable. En su lugar nos queda el relato de los que sobrevivieron, como recuerdo y como advertencia.

martes, 24 de agosto de 2010

Tres telépatas para Navidad

Emma Frost, alias la Reina Blanca; Betsy Braddock, alias Mariposa Mental; y Jean Grey, alias Fénix. Tres telépatas del Universo Marvel con un denominador común y un gran gusto por el cuero de colores.

lunes, 23 de agosto de 2010

Fan fatal

La desesperación de la fan fatal -aquella que proyecta sus deseos en torsos cincelados y coreografías ambiguas, precisas, perfectas- retratada en un videoclip. ¿Sueño o pesadilla? Nada como volver de vacaciones, mirar hacia arriba en el bar de la esquina de casa y recordar que se puede ser creativo, crítico y divertido, todo a la vez -que se lo digan a Peter Serafinowicz-. Oportunidades para hacer el mal por obra y gracia de twitter -y de Hot Chip, responsables de la mejor versión de una canción de Shakira hecha hasta la fecha-.

- Pitchfork:
This is your first music video. How did it come about?

- Peter Serafinowicz: It happened purely via Twitter. I'm heavily into it and Hot Chip were following me and they just asked, "Do you want to direct our next video?" I said, "Yes." And that was it. [laughs] It was only two weeks from the time they asked me to the time we shot it. Twitter has removed a lot of gatekeepers when it comes to some of the creative things I've done in the last year.

I came up with the idea after I got off a plane, so I was a bit woozy. I thought the song itself had a Eurobeat thing to it, and I just thought how Hot Chip are like the least boy-band band, ever. But if a boy band released that song, you'd be like "Huh!" but you wouldn't be like " Huh?!" [laughs] I like the idea of taking something we're all used to seeing-- like a boy band music video-- and totally destroying it.

Pero Serafinowicz no solo destruye a la boy band sino que juega con ella, como el gato hace con el ratón, antes de neutralizarla. Parece decirnos que hay una oportunidad simbólica para los marginados, pero justo en la cúspide, en el momento de adoración máxima, surge el exterminio. Como en Zardoz (1974), tras la cabeza volante, en el vórtice, se esconde la última feminista, racional y cruel.

viernes, 6 de agosto de 2010

Titanas de papel cuché

Aviso a navegantes, la revista ¡Hola! tiene el mismo efecto adictivo que una película de Michael Bay. Y estimula, para qué negarlo. Solo hay que perderse en las reflexiones humanistas de la Preysler o en las casas de ensueño de ex-modelos casadas con magnates. Y es que, si algo destaca entre tanta sonrisa sincera y seto recortado, es esa maravillosa tendencia a comparar el estilo de las mujeres de los poderosos. Del bahúl de los recuerdos me he traído la primera gira europea de los Obama. Entre todas las imágenes, rescato la de la entrevista entre Carla Bruni y Michelle Obama.


Fíjense en los dos estilos. Mientras la Bruni "hace gala de su discreto encanto, tan elegante, tan sofisticado y tan chic", tal y como lo define la Bilbia del cotilleo, Michelle carga hacia delante su anatomía y se impone; sonríe, sí, pero la actitud de la Primera Dama estadounidense no tiene nada de complaciente para la mirada que busca algo bello, algo que encaje en la expectativa estética de pasarela, más a tono con el "toque Bruni". Michelle Obama se salta el protocolo y escenifica amor y comprensión, pero no como una inalcanzable Afrodita, sino como una amazona bendecida por la madre Tierra capaz de sostener el destino del mundo sobre sus hombros desnudos.


Nada que ver con el duelo de la pasada primavera entre la Bruni y la princesa Letizia. El acierto de Michelle Obama, y la razón por la que gana estas guerras de percepción, está en el cambio de marco. Es decir, no compite con una ex-modelo en el terreno del deseo, sino que juega en su propio campo, el de la intelectualidad y el compromiso -todo ello aderezado con un punto maternal que aturde-. Y es que, la "mamá en jefe" no va de trofeo; ella juega en otra liga, una mucho más interesante, aunque solo sea por la novedad. No obstante, siempre queda la tercera vía, pero eso ya es carne de otro post.

jueves, 5 de agosto de 2010

Superheroínas



A la espera de una Wonder Woman maravillosa y rotunda, heroínas made by Fernando Vicente para paliar la espera...